La Iglesia debe ser una. S. Fco de Sales

San Fransico de Sales, Carta abierta a los protestantes.


Cuarta seccion.


La Unidad de la Iglesia: la verdadera Iglesia debe ser Una.

Tantas son las veces y tantos los lugares en que la Iglesia, tanto militante como triunfante, y tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es llamada casa y familia, que me pareceria pérdida de tiempo recordarlas, pues esto es tan comun en las Escrituras que todos los que las hayan leido nunca lo dudaran, y los que no leyeron, apenas lo hagan encontraran por todos lados esta forma de hablar. Es de la Iglesia que San Pablo dice a su caro Timoteo: Ut scias quomodo oporteat te conversari in domo Dei, quae est Ecclesia, columna et fundamentum veritatis (1Tm 3,15); es de ella que David dice: Beati qui habitant in domo tua Domine (Ps 83,5); de ella dice el angel: Regnabit in domo Jacob in aeternum (Lc 1,32); y de ella dice Nuestro Senor: In domo Patris Mei mansiones multae sunt (Jn 14,2); Simili est regnum caelorum homini patrifamilias (Mt 20,1); y también en muchos otros lugares.

Ahora, siendo la Iglesia una casa y una familia, no se puede dudar que su jefe no sea sino un solo, Jesucristo, siendo por eso llamada Casa de Dios. Pero este Jefe y padre de familia, al irse a la diestra de Dios, su Padre, habiendo dejado muchos servidores en su casa, quiso dejar uno que fuese el servidor en jefe, a quien todos los demas se refiriesen; por eso dice Nuestro Senor: Quis putas et servus fidelis et prudens, quem constituit Dominus super familiam suma? (Mt 24,45) Y, de hecho, si no hubiese un gerente en un comercio, pensad como iria el negocio; y si no hubiese un rey en un reino, un capitan en una nave y un padre de familia en una familia, eso ya no seria una familia; pero escuchad a Nuestro Senor: Omnis civitas vel domus divisa contra se non stabit (Mt 12,25). Jamas una provincia se podria gobernar a si misma, principalmente si fuese grande. Os pregunto, oh senores tan clarividentes, que no queréis que en la Iglesia haya un jefe: ¿podriais presentarme un ejemplo de algun gobierno importante en que todos los gobiernos particulares no hagan referencia a uno principal? Dejemos de lado los macedonios, babilonios, judios, medos, persas, arabes, sirios, franceses, espanoles, ingleses y una infinidad de los mas importantes, en los cuales la cosa es bien clara.

Pensemos antes en las republicas; decidme: ¿donde habéis visto una provincia que se gobierne por si misma? ¡Jamas! La mejor parte del mundo fue otrora de la republica de los romanos, pero una sola Roma gobernaba, una sola Atenas, una sola Cartago y asi todas las antiguas, y también una sola Venecia, una sola Génova, una sola Lucerna, Friburgo y otras. Nunca encontraréis el caso de que todas las partes de una grande y notable provincia se gobernasen a si mismas: hizo, hace y hara falta un solo hombre o un solo organismo de hombres residentes en un lugar determinado, o una sola ciudad, o una sola porción de toda la provincia haya gobernado el resto, si la provincia era grande. Senores aficionados a historias, estoy cierto de vuestra respuesta, que no consentiréis que alguien me desmienta.

Empero, suponiendo -lo que es realmente falso- que alguna provincia en particular se hubiese gobernado a si misma, ¿como podria decirse otro tanto de la Iglesia cristiana, la cual es tan universal que comprende el mundo entero? ¿Como podria ser una si estuviese gobernada por si misma? Dicho de otro modo, ¿haria falta tener constantemente reunido el concilio de todos los obispos? ¿Haria falta que todos los obispos estuviesen siempre ausentes de sus diocesis? ¿Y eso como podria ser? Y, si todos los obispos son iguales, ¿quién los convocaria? ¿Qué esfuerzos habria que hacer para convocar un concilio cada vez que surgiese alguna duda de fe? Es de todo punto imposible conseguir que toda la Iglesia y cada parte de ella se gobiernen por si mismas sin relacionarse entre si. Y visto que he probado suficientemente que es necesario que una parte se relacione con la otra, os pregunto con cual de ellas se debe relacionar. O es una provincia, o una ciudad, o una asamblea, o un particular; si se trata de una provincia, ¿cual de ellas? No es en Inglaterra, porque cuando ella era catolica, ¿donde le encontrais ese derecho? Si proponéis otra provincia, ¿donde estaria? ¿Y por qué ésa y no otra? Tanto mas que jamas hubo provincia que reivindicase un tal privilegio.

Si se trata de una ciudad, tiene que ser una de las Patriarcales; ahora bien, de las Patriarcales no hay mas que cinco: Roma, Antioquia, Alejandria, Constantinopla y Jerusalén. ¿Cual de las cinco? Todas son paganas excepto Roma. Por consiguiente, si tiene que ser una ciudad, es Roma; si tiene que ser una asamblea, es la de Roma. Pero no: no es ni una provincia, ni una ciudad, ni una asamblea homogénea y perpetua, sino un solo hombre, constituido jefe sobre toda la Iglesia: Fidelis servus et prudens, quem constituit Dominus (Mt 24,45).

San Lucas nos muestra bien que San Pedro es este servidor, porque, después de haber relatado la advertencia de Nuestro Senor a sus discipulos: beati servi quos cum venerit Dominus invenerit vigilantes; amen dico vobis, quod praecinget se, et faciet illos discumbere, et transiens ministrabit illis, solo San Pedro interrogo a Nuestro Senor: Ad nos dicis hanc parabolam an ad omnes? Nuestro Senor, respondiendo a Pedro, no dice qui putas, erunt fideles, como habia dicho beati servi, sino tan solo: Quis putas est dispensator fidelis et prudens, quem constituit Dominus super familiam suam ut det illis in tempore tritici mensuram (Lc 12,37-42)? Y, de hecho, Teofilacto dice que San Pedro hizo esta pregunta como quien tenia el primer cargo en la Iglesia, y San Ambrosio (Libro 7 § 131 sobre San Lucas) dice que la primera palabra -beati- se entiende referida a todos, mas las segundas -quis putas- se refieren a los obispos, y mas especificamente al primero de ellos. Nuestro Senor, entonces, responde a San Pedro como diciendo: "Lo que digo en general pertenece a todos, pero de manera particular a ti, pues ¿quién piensas tu que es el siervo bueno y fiel"? Realmente, si queremos indagar con cuidado esta parabola acerca de quién puede ser el servidor que deba dar trigo, ése no es otro que San Pedro, a quien se encomendo el alimentar a los demas: Pasce oves meas (Jn 21,17).

Al salir, el dueno de casa sale entrega las llaves al mayordomo, que no es otro que San Pedro, a quien Nuestro Senor dice: Tibi dabo claves regni caelorum (Mt 16,19). Todo se refiere al gobernador, y los restantes oficiales se apoyan en él en cuanto a la autoridad, de la misma forma que el edificio en el fundamento. Asi, San Pedro es llamado piedra, sobre la cual la Iglesia esta fundada: Tu es Petrus, et super hanc petram (Mt 16,18); cephas quiere decir, en siriaco, piedra, lo mismo que selah en hebreo, pero el intérprete latino dijo Petrus, porque en griego hay petros, que también significa piedra como petra. Y Nuestro Senor, en San Mateo, dice que "el hombre prudente construye su casa y la funda sobre la roca", super petram (Mt 7,24).

Por eso, el diablo, padre de la mentira y mono de Nuestro Senor, quiso hacer cierta imitación, fundando su desdichada herejia principalmente en una diocesis de San Pedro, y en una Rochelle. Ademas, Nuestro Senor pide que ese servidor sea prudente y fiel, y San Pedro tiene ciertamente estas dos cualidades: pues, ¿como podria faltar la prudencia a quien gobierna no por la carne ni por la sangre, sino por el Padre que esta en los cielos (Mt 16,17)? ¿Y como podria faltarle la fidelidad, si Nuestro Senor dijo: Rogavi pro te ut non deficeret fides tua (Lc 22,23)? Hay que creer en esto, ya que exauditus est pro sua reverentia (He 5,7), y Nuestro Senor da testimonio probado al completar: et tu conversus confirma fratres tuos (Lc 22,23); esto como si quisiera decir: "He rezado por ti para que tu confirmes a los demas, ya que por los otros no recé, visto que tienen en ti un refugio seguro".

Concluyamos entonces que fue necesario que Nuestro Senor Jesucristo, abandonando su Iglesia, en cuanto a su ser corporal y visible, dejase un lugarteniente y vicario general visible, y éste es San Pedro, por lo que él podia decir: O domine quia ergo servus tuus. Me diréis: "Nuestro Senor no murio y esta siempre con su Iglesia; ¿para qué entonces le adjudicais un vicario?" Os respondo que, no estando muerto, no necesita un sucesor, sino solamente un vicario que asista verdaderamente a su Iglesia en todo y en todas las partes con su gracia invisible, no obstante lo cual, con el fin de no hacer un cuerpo visible sin un jefe invisible, también quiso asistirla en la persona de un vicario visible, por medio del cual, ademas de los favores invisibles, administra perpetuamente su Iglesia de forma y manera conveniente a la suavidad de su disposicion.

Me diréis todavia en la Iglesia no hay mas ningun fundamento a no ser Nuestro Senor: Fundamentum aliud nemo potest ponere praeter id quod positum est quod est Christus Jesús (1Co 3,11). Os concedo que tanto la Iglesia militante como la triunfante estan fundadas sobre Nuestro Senor como fundamento principal; pero Isaias predijo que en la Iglesia debia haber dos fundamentos: Ecce ego ponam in fundamentis Sión lapidem, lapidem probatum, angularem, praetiosum, in fundamento fundatum (Is 28,16). Sé bien como un gran personaje lo explica, pero me parece que este pasaje de Isaias debe interpretarse sin salir del capitulo decimosexto de San Mateo, en el Evangelio de hoy.

Isaias (Is 28,13) se quejaba de los judios y de sus sacerdotes, en la persona de Nuestro Senor, porque ellos no querian creer: Manda remanda exspecta y lo que se sigue, a lo que anade id circo haec dicit Dominus; por ende, el Senor dijo: Ecce ego mittam in fundamentis Sión lapidem. Dice in fundamentis porque también los otros Apostoles eran fundamento de la Iglesia: Et murus civitatis - dice el Apocalipsis (Ap 21,14)- habens fundamenta duodecim et in ipsis duodecim, nomina duodecim apostolorum agni; y en otro lugar dice: Fundatis super fundamenta prophetarum et apostolorum ipso summo lapide angulari Christo Jesu (Ep 2,20); y el Salmista: Fundamenta ejus in montibus sanctis (Ps 86,1).

Pero entre todos, hay uno que, por sus excelencias y superioridad, es llamado piedra y fundamento, aquel de quien Nuestro Senor dijo: Tu es Petrus, id est, Lapis. Lapidem probatum. Escuchad a San Mateo (Mt 16,13); dice que Nuestro Senor colocara una piedra probada. ¿Qué prueba queréis mas que esta: quem dicunt homines esse Filium hominis? Pregunta dificil, a la cual San Pedro, explicando el secreto y arduo misterio de la comunicación de idiomas, responde tan pertinentemente, que concluye y prueba que verdaderamente él es la piedra, diciendo: Tu es Christus, Filius Dei vivi. Isaias prosigue y dice: lapidem praetiosum. Oye la estima que Nuestro Senor tiene por San Pedro: Beatus es, Simon Bar Jona. Angularem.. Nuestro Senor no dice que fundamentara solamente una muralla de la Iglesia, sino toda la Iglesia: Ecclesiam Meam. Es, pues, angular in fundamento fundatum, fundada sobre el fundamento; sera fundamento, mas no el primero, porque ya habra otro fundamento: Ipso summo lapide angulare Christo (Ep 2,2-20). He aqui entonces como Isaias explica a San Mateo, y San Mateo a Isaias. No acabaria nunca si quisiera decir todo lo que me viene a la mente a este proposito.


La Iglesia Catolica esta unida en un jefe visible, la protestante no.

Consecuencias. No me extenderé mucho en este punto. Sabéis que todos, en cuanto catolicos, reconocemos al Papa como Vicario de Nuestro Senor; la Iglesia Universal lo reconocio ultimamente en Trento cuando se dirigio a él para que confirmase las resoluciones que ella habia tomado, y cuando ella recibio a sus delegados como presidentes ordinarios y legitimos del concilio. Perderia también tiempo demostrando que vosotros no tenéis un jefe visible: esto no lo negais. Tenéis un consistorio supremo, como los de Berna, Ginebra, Zürich y otros, que no dependen de ningun otro.

Estais tan lejos de querer reconocer un jefe universal, que ni siquiera tenéis un jefe provincial. Todos los ministros son iguales entre vosotros y no tienen ninguna prerrogativa en el consistorio, incluso son inferiores, en ciencia y en participación activa, al presidente, que no es ministro. Y en cuanto a vuestros obispos o vigilantes, no solo no os habéis contentado con rebajarlos al rango de ministros, sino que los habéis hecho inferiores con el fin de no dejar nada en su lugar. Los ingleses tienen su reina por jefe de su iglesia, contra la palabra de Dios: tampoco ellos estan tan desesperados -que yo sepa- como para querer que ella sea jefe de la Iglesia Catolica, sino solamente de esos miserables paises.

En resumen, no hay ningun jefe en las cosas espirituales entre vosotros ni entre los demas que profesan contradecir al Papa. Veamos entonces las consecuencias de esto. La verdadera Iglesia debe tener un jefe visible para su gobierno y administración, que la vuestra no tiene, y por consiguiente, no es verdadera Iglesia. Por el contrario, hay una Iglesia en el mundo, verdadera y legitima, que si tiene un jefe visible, y no hay otra que el tenga fuera de la nuestra; por eso, solo la nuestra es la verdadera Iglesia. Pasemos a otra cosa.


La Unidad de la Iglesia en la Fe y en la creencia.

133 La verdadera Iglesia debe estar unida en su doctrina. ¿Cristo se ha dividido? (1Co 1,13). No, por cierto, porque es el Dios de la paz y no de las disensiones, como San Pablo ensenaba en todas las Iglesias (1Co 14,33). No puede ocurrir, pues, que la verdadera Iglesia viva en disensión y división de credo y doctrina, porque Dios ya no seria su Autor ni Esposo, y, como reino dividido en si mismo, pereceria (Mt 12,25). Ni bien Dios toma un pueblo como suyo, como hizo con la Iglesia, le concede la unidad de corazón y de camino.

La Iglesia es un solo cuerpo, del cual todos los fieles son miembros, trabado y conexo entre si por todos los vasos y conductos de comunicación (Ep 4,16); no hay sino una fe y un espiritu que anima todo el cuerpo. Dios esta en su lugar santo, da a los desvalidos la cobertura de una casa, abre a los prisioneras la puerta de la felicidad (Ps 67,6ss.); asi, la verdadera Iglesia de Dios debe estar unida, ligada y estrechamente juntada en una misma creencia y doctrina.


La Iglesia Catolica esta unida en la creencia, por el contrario, la reformada no.

"Es necesario que todos los fieles se junten y vengan a juntarse a la Iglesia Romana -decia San Ireneo (Contra Haeres., lib III, cap iii)- debido a su mayor importancia". Y Julio I decia que era la "madre de la dignidad sacerdotal". Es "el principio de la unidad sacerdotal", es el "lugar de la unidad", decia San Cipriano (Epistolae I ad Orient., vide Concil., an. 336). Y anade: "No ignoramos que hay un Dios, un Cristo y Senor que hemos confesado, un Espiritu Santo, un Obispo en la Iglesia Catolica". El buen Optato decia a los Donatistas: "Tu no puedes negar que sabes que en la ciudad de Roma se encuentra la primera sede conferida a San Pedro, en la cual se sento el jefe de todos los Apostoles, San Pedro, que fue llamado Cefas; Catedra en la cual todos conservaron la unidad a fin de que los demas Apostoles no quisiesen ni defender, ni pretender cada uno una para si, y que desde entonces, quien quiso levantar su catedra contra esta unica sede, fue tenido por cismatico y pecador.

Por eso, en esta unica catedra, primera entre todas, se sento primero San Pedro" (De Schism. Donat., lib. II). Estas son las palabras de este antiguo y santo doctor. Todos los catolicos de ahora adoptan la misma resolucion: consideramos a la Iglesia Romana como lugar de encuentro en cualquier dificultad, somos todos sus humildes hijos, y de la leche de sus pechos nos alimentamos; somos todos ramajes de este tan fecundo tronco, y unicamente de sus raices extraemos la savia de la doctrina. Esta es la razon por la cual estamos revestidos por el mismo credo, porque, sabiendo que hay un jefe y lugarteniente general de la Iglesia, lo que resuelve y determina contando con el parecer de los otros prelados, cuando lo expone desde la catedra de Pedro para ensenar a los cristianos, sirve de ley y de nivel a nuestra creencia. Recorrase el mundo entero, y en cualquier lugar se vera la misma fe entre todos los catolicos; si hubiere alguna diversidad de opiniones, o tal no sera en cosas pertenecientes a la fe, o entonces, que simplemente lo determine el concilio general o la Sede Romana, y veréis que cada uno acepta su definicion.

Nuestros entendimientos no se separan unos de otros en sus creencias, sino que, por el contrario, se mantienen estrechamente unidos y justamente apretados por el lazo de la autoridad superior de la Iglesia, a la cual todos se refieren con humildad, y en ella apoyan su fe, como columna y apoyo de la verdad (1Tm 3,15); nuestra Iglesia Catolica no tiene mas que un lenguaje y un mismo decir en toda la tierra. Por el contrario, senores, ni bien vuestros primeros maestros quisieron destacarse, pensaron en construir una torre de doctrina y ciencia que se elevase hasta tocar el cielo, y que les ganase la magnifica y grande reputación de reformadores, Dios, queriendo impedir este ambicioso designio, los libro a tal diversidad de lenguaje y creencia, que comenzaron a dividirse por todos lados, de tal manera que toda su obra no fue mas que una miserable Babel de confusiones. ¡Cuantas contrariedades produjo la reforma de Lutero! No podria referirlas en este libro; el que las quiera ver, que lea el opusculo de Frederic Staphyl De concordia discordiae; a Sander, en el Libro VII de su Visible Monarchie; y a Gabriel de Préau en la Vie des hérétiques. Recordaré solamente lo que no debéis ignorar y que ahora veo con mis propios ojos.

No tenéis el mismo canon de las Escrituras: Lutero no admite la epistola de Santiago, que vosotros admitis. Calvino considera contrario a las Escrituras que haya un jefe en la Iglesia; los ingleses dicen lo contrario. Los Hugonotes franceses dicen que, segun la palabra de Dios, los sacerdotes no son menos que los obispos; los ingleses tienes obispos que tienen mando en los sacerdotes; entre ellos, dos arzobispos, uno de los cuales es llamado primado, nombre absolutamente rechazado por Calvino. Los puritanos, en Inglaterra, tienen como articulo de fe que no es licito predicar, bautizar o rezar en las iglesias que fueron de los catolicos, pero aqui no se es tan drastico; notad bien que dije que lo consideran articulo de fe, hasta el punto de preferir sufrir la prisión y el castigo que contradecirse.

¿No sabéis que en Ginebra se considera una superstición celebrar la fiesta de cualquier santo? En Suiza se celebran, y vosotros hasta celebrais una fiesta de Nuestra Senora. Y aqui no se trata de que unos lo hagan y otros no, porque eso no seria contrariedad de religion, sino que lo que vosotros y algunos suizos observais, otros lo consideran contrario a la pureza de la religion. ¿No sabéis que uno de vuestros principales ministros (Teodoro de Beza) dijo en Poissy que el Cuerpo de Nuestro Senor "estaba tan apartado de la Cena como el cielo de la tierra"? ¿Y no sabéis también que eso es tenido por falso por muchos otros? ¿No confeso ultimamente uno de vuestros maestros la realidad del Cuerpo de Nuestro Senor en la Cena, que otros niegan? ¿Podéis acaso negarme que, con respecto a la justificación, estais tan divididos entre vosotros mismos como en relación a nosotros? Testigo de esto es el anonyme disputateur. En resumen, cada uno habla su propio lenguaje, y de todos los Hugonotes con que he hablado, nunca he encontrado dos que tuviesen las mismas creencias.

Pero lo peor de todo es que no os podéis poner de acuerdo, porque, ¿donde encontraréis un arbitro seguro? No tenéis ningun jefe en la tierra para poder dirigiros a él en vuestras dificultades; creéis inclusive que la Iglesia puede enganarse y enganar los demas; no querriais confiar vuestra alma en mano tampoco segura, donde vosotros tenéis poca cuenta. Ni siquiera la Escritura puede ser vuestro arbitro, porque es precisamente por causa de ella que estais en litigio, con unos entendiéndola de una manera y otros de otra. Vuestras discordias y disputas seran inmortales si no aceptais la autoridad de la Iglesia; atestiguan esto los coloquios de Lüneburg, de Mulbrun, de Montbéliard, y recientemente el de Berna; testimonio de esto son también Tilmann Heshusius y Erasto, o Brence y Bullinger. Ciertamente, la división que hay entre vosotros a respecto del numero de sacramentos es importante; ahora normalmente, entre vosotros, solo se aceptan dos sacramentos; Calvino admite tres, anadiendo al Bautismo y a la Cena también el Orden; Lutero dice que el tercero es la penitencia, pero después dice que solo hay uno; finalmente, los protestantes del coloquio de Ratisbona, entre los cuales se encontraba Calvino, como atesta Beza en su Vida, confiesan que hay siete sacramentos.

¿Como podéis estar divididos acerca de la omnipotencia de Dios? Mientras que unos niegan que un cuerpo pueda estar -se entiende que por gracia de Dios- en dos sitios, otros niegan la absoluta omnipotencia, y otros no niegan nada de todo esto. Y si quisiera mostraros las grandes contradicciones que hay en la doctrina de aquellos que Beza reconoce como gloriosos reformadores de la Iglesia, a saber, Jeronimo de Praga, Juan Huss, Wycleff, Lutero, Bucer, Ecolampadio, Zwinglio, Pomeran y otros, me seria imposible: solo Lutero os instruira suficientemente sobre la buena concordia que hay entre ellos en la queja que hace contra Zwinglio y los Sacramentarios, a los cuales llama Absalon y Judas, y espiritus fanaticos, en el ano de 1527. Su Alteza Emanuel Filiberto, de feliz memoria, conto al docto Antoine Possevin que en el coloquio de Worms, en Septiembre de 1557, cuando se pidio a los protestantes su confesión de fe, todos, uno tras otro, salieron fuera de la asamblea por no poder ponerse de acuerdo.

Este gran principe es digno de crédito y lo dice por haber estado presente. Toda esta división encuentra su fundamento en el desprecio que hacéis de un jefe visible en la tierra, porque, no estando ligado para la interpretación de la Palabra de Dios a ninguna autoridad superior, cada uno toma el partido que mejor le parece. Eso es lo que dice la Sabiduria, entre los soberbios hay continuas reyertas (Pr 13,10), lo que es senal de verdadera herejia.

Los que estan divididos en muchos partidos no pueden ser llamados Iglesia, porque, como dice San Juan Crisostomo, "el nombre de "Iglesia" es un nombre de consentimiento y concordia". Nosotros, por el contrario, tenemos todos un mismo canon, para las Escrituras, y un mismo jefe, y las mismas reglas para entenderlas; vosotros tenéis diversidad de canones, y para interpretarlos tenéis tantas reglas como personas. Nosotros respondemos todos al toque de la trompeta de un solo Gedeon, y tenemos un mismo espiritu de fe en el Senor y en su Vicario, la espada de las decisiones (Jg 7,20)de Dios y de la Iglesia, segun la palabra de los Apostoles (Ac 15,28), visum est Spiritui Sancto et nobis.

Esta unidad de lenguaje es para nosotros una verdadera senal de que somos el ejército del Senor, mientras que vosotros no podéis ser reconocidos sino como Madianitas, que no hacéis mas que gritar cada uno a su modo, peleando unos contra los otros, estrangulandoos y matandoos a vosotros mismos con vuestras disensiones, como dice Dios por Isaias: Haré que vengan a las manos egipcios contra egipcios, y combatira el hermano contra su propio hermano, y el amigo contra su amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino. Y quedara Egipto sin espiritu en sus entranas, y trastornaré sus consejos (Is 19,2-3). Y San Agustin dice que, "asi como Donato habia tratado de dividir a Cristo, asi El mismo estuvo dividido por la cotidiana separación de los suyos". Bastaria esta senal para que abandonaseis vuestra pretendida iglesia, porque quien no esta con Dios, esta contra Dios (Mt 12,30); Dios no esta en vuestra iglesia, porque él solo vive en el lugar de paz (Ps 75,3), y en vuestra iglesia no hay paz ni concordia.




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