¿Existe el Infierno?




Hoy día existen muchas sectas como los testigos de Jehová que niegan que en verdad exista el infierno eterno. Sus falsas creencias han confundido a muchos católicos mal adoctrinados, que casi no conocen su fe, por lo que llegan a decir: "¡Yo cuando muera voy para la tumba y listo, ahí todo se acaba para el ser humano!" Sin embargo si usted se dice católico, debe de aceptar el dogma del infierno eterno, dogma que quedo definido en el IV Concilio de Letrán (1215). 


¿Qué sucede en verdad cuando morimos? 

Inmediatamente después de la muerte, el alma se separa del cuerpo, nos encontramos con Dios y al mismo tiempo experimentamos nuestro juicio personal llamado el Juicio Particular (Heb 9:27). En este juicio, nos encontraremos ante Jesucristo y ante nuestra vida: todos nuestros actos, palabras, pensamientos y omisiones quedarán al descubierto. El Catecismo de la Iglesia Católica nos habla de la “retribución inmediata después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe” (1). El destino del alma será diferente para cada uno de nosotros, de acuerdo a cómo hayamos utilizado nuestro tiempo de vida aquí en la Tierra. 

Las almas de los que no mueren en estado de gracia, sino que mueren en estado de perdición o en pecado mortal, descienden a los infiernos y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno". La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. 


Al respecto nos dice el catecismo: 

“Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra El, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1JN 3,15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si no omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25,31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno". (2) 


¿Que significan el Sheol, Hades y el Gehena? 

Los testigos de Jehová para confundir, dicen que el Sheol y el Hades es la tumba común de la humanidad y que el Gehena tampoco es el infierno. Dicen: 

“Entonces, cuando la Palabra de Dios habla del “Seol” o “Hades”, ¿a qué se refiere? A un lugar mucho mayor que una enorme fosa común. Por ejemplo, Isaías 5:14 señala que el Seol es una región “espaciosa” que “ha abierto ancha su boca, más allá del límite”. Por así decirlo, el Seol ha devorado a un sinfín de muertos, y siempre quiere más (Proverbios 30:15, 16). A diferencia de los cementerios, que solo admiten cierta cantidad de cadáveres, ‘el Seol no se satisface’ (Proverbios 27:20). En efecto, el Seol, o Hades, nunca se llena ni tiene límites. No se trata, por lo tanto, de un sitio literal que se encuentre en un punto determinado. Más bien, se refiere a la sepultura colectiva a la que van los difuntos o, lo que es lo mismo, al lugar simbólico donde la mayoría de la humanidad duerme el sueño de la muerte.” (3) 

La realidad es que los judíos llamaban Sheol al lugar a donde se dirigían todos los muertos, bienaventurados o no (Ec 9:3, 10). Sin embargo el Sheol indica un lugar de existencia consciente después de la muerte: 

Isa 14:9-10 El abismo en lo hondo se estremece por ti, al salir a tu encuentro: en tu honor despierta a las sombras, a todos los potentados de la tierra y levanta de su trono a todos los reyes de las naciones, y te cantan a coro diciendo: ¡También, tú, consumido como nosotros, igual que nosotros, 

El Rey de babilonia desciende al Sheol y como puede verse no es el sepulcro o sepultura colectiva donde van los muertos ni ningún lugar simbólico. Esta bajada al Sheol por parte del Rey babilónico causa una reacción de los espíritus y de los Reyes que ya están ahí los cuales se interrogan. Este hecho demuestra que el Sheol no es un “lugar simbólico” nada mas, o la tumba o sepultura colectiva de la humanidad como erróneamente enseñan los testigos de Jehová, sino que según la Biblia los muertos ahí tenían conciencia y se les miraba como sombras (Pro 2:18; 9:18; Isa 9:1; 14:9; 26:19). 


En el período precedente a la primera venida de Cristo, los judíos distinguían entre dos partes del Sheol: una, reservada a los impíos, atormentados desde el momento de su partida de este mundo; la otra, reservada a los bienaventurados, y llamada “paraíso” o “Seno de Abraham”. El mismo Jesús empleó estas expresiones y dio notables precisiones acerca de la morada de los muertos (Lc. 16:19-31). Desde su partida de este mundo, el creyente gozaba de consuelo y reposo. Éste era el “Paraíso” prometido al ladrón en la cruz el mismo día de su muerte (Lc. 23:43). (4) 

Los testigos de Jehová respecto a la parábola de Lázaro y el hombre rico (Lc 16:19-31) dicen que todo esto es simbólico también, y que las enseñanzas que da Jesús ahí sobre la existencia del Infierno no son reales sino metafóricas. Ellos dicen que el hombre rico representa a los fariseos de la época, y que Lázaro representa a los judíos comunes. Aunque es cierto que la parábola es una enseñanza tomado de la vida real y cotidiana a la cual va unida una enseñanza real y espiritual esta no ha sido la interpretación universal respecto a esta parábola. Tampoco no todo es simbólico en todas las parábolas de Jesús. Por eso no hay ni una sola parábola de Jesús donde no se nos relaten hecho lógicos naturales y reales por lo que cuesta creen que en el caso del rico y de Lázaro valla a ser una excepción. Esta parábola resulta tan evidente que los discípulos de Jesús que en tantas ocasiones tuvieron que pedir aclaraciones sobre el significado de una parábola en este caso no necesitaron hacerlo. Leamos esta hermosa parábola de nuestros Señor donde se nos da esta enseñanza del Infierno eterno: 

“Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron. Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado. Lo llamó y le dijo: –Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas. Respondió Abrahán: –Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado. Además, entre ustedes y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes ni pasar desde allí hasta nosotros. Insistió el rico: –Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos; que les advierta no sea que también ellos vengan a parar a este lugar de tormentos. Le dice Abrahán: –Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen. Respondió:–No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán. Le dijo: –Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso.” Lucas 16:22-31 

A pesar de que el Hades del N.T se ve la figura del infierno, hay otra palabra que connota mas esta idea del Infierno eterno como lo entienden hoy día la mayoría de cristianos, y es la palabra Gehena. La palabra Gehena es el equivalente griego de "el valle de Hinom" (Jos 15:8; 18:16; Neh 11:30). Por lo tanto, se refería originalmente al valle de Hinom, que estaba justo fuera de la ciudad de Jerusalén. Según Griego-Inglés de Thayer Lexicon (p. 111), que era el lugar donde en tiempos antiguos se ofrecían sacrificios humanos a las deidades paganas (2ª Reyes 23:10, 2ª Crónicas 28:3;. 33:6). Posteriormente el valle de Hinom se transformara en un símbolo para describir el destino final eterno de todos los impíos. 


A continuación se muestran los pasajes donde la palabra infierno procede de Gehenna: 

Mat 5:22 Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego de la gehena. 

Mat 5:29 Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehena. 

Mat 10:28 No teman a los que sólo pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. [Gehenna]". 

Mat 18:9 Y si tu ojo te está haciendo caer, arráncalo y tíralo lejos. Pues es mejor para ti entrar tuerto en la vida que ser arrojado con los dos ojos al fuego de la gehena. 

Mat 23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque atravesáis la mar y la árida por hacer un prosélito y cuando sucede, hacéisle hijo de la gehenna peor que vosotros! 

Mat 23:33 ¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar de la condenación de la gehena? 

Mar 9:43 Si tu mano te está haciendo caer, córtatela; pues es mejor para ti entrar con una sola mano en la vida, que ir con las dos a la gehena, al fuego que no se apaga. 

Santiago 3:6 La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego de la gehena se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida. 


Textos bíblicos que usan los testigos de Jehová para negar el infierno 

Los testigos de Jehová sectarios y que niegan la existencia del Infierno usan textos como los siguientes para apoyo de su gran error: 

Eclesiastés 9:5 “Porque los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado.” (TNM) 

Eclesiastés 9:10 Haz todo lo que esté a tu alcance y que te sientas capaz de hacer; porque en la morada de los muertos a donde tú vas, no hay ni trabajos ni problemas, ni conocimiento ni sabiduría. 

La realidad es que aquí el autor del Eclesiastés no esta hablando de el alma inmortal y lo que le sucede después de la muerte, sino del cuerpo humano que en efecto para el cuerpo humano no hay ni trabajos ni problemas, ni conocimiento ni sabiduría (…) . Sin embargo respecto al alma humana el autor del Eclesiastés no sabe en realidad lo que le sucede después de la muerte y dice: 

Eclesiastés 3:21 ¿Quién hay que conozca el espíritu de los hijos de la humanidad, si asciende hacia arriba; y el espíritu de la bestia, si desciende hacia abajo a la tierra? (TNM) 


Sin embargo también dice: 

Eclesiastés 3:11 Todo lo que él hace llega a su tiempo; pero ha puesto la eternidad en sus corazones… 

Eclesiastés 12:7 y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio. 

Por eso si leemos todo Eclesiastés, veremos que se trata de un hombre hablando acerca de lo que ve “debajo del sol” (Cf. 1:3-4; 13; 5:18; 6:1; 9:3) y no lo que sucede precisamente en el ámbito espiritual. Y por lo tanto los testigos de Jehová interpretan estos dos textos del Eclesiastés de una manera errónea para concluir que cuando uno muere no sucede nada, no hay ningún infierno. 


Otros textos bíblicos que hablan claramente sobre la existencia del Infierno 

Salmo 9:18 Vuelvan al Abismo los malvados, los paganos que olvidan a Dios; 

Salmo 11:6 Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre, un viento huracanado será su porción. 

Salmo 49:14 como ovejas, son recogidos en el Abismo, la Muerte los pastorea, bajan derecho a la tumba, su figura se desvanece y el Abismo es su mansión. 

Sir 7:17 No te creas más de lo que eres: el que vive sin Dios será castigado por el fuego y los gusanos. 

Isa 33:14 Temen en Sión los pecadores, un temblor se apodera de los perversos: ¿Quién de nosotros habitará en un fuego devorador, quién de nosotros habitará en una hoguera perpetua? 

Isa 66:15 Porque el Señor llegará con fuego y sus carros como torbellino, para desahogar con furor su ira y su indignación con llamas. 

Isa 66:24 y, al salir, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí. El gusano que los devora no morirá, y el fuego que los quema no se apagará, y todos se sentirán horrorizados al verlos. 

Mat 7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. 

Mat 8:12 mientras que los que debían entrar al reino serán echados a las tinieblas de afuera: allí será el llorar y rechinar de dientes.” 

Mat 12:36,37 Os digo que el día del juicio los hombres deberán dar cuenta de cualquier palabra inconsiderada que hayan dicho. Porque por tus palabras te absolverán y por tus palabras serás condenado. 

Mat 13:42 y los arrojarán en el horno ardiente. Allí no habrá más que llanto y rechinar de dientes. 

Mat 25:46 Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna.” 

Mar 9:48 donde su gusano no muere y el fuego no se apaga. 

Jud 1:13 olas embravecidas del mar que arrojan la espuma de sus vicios; estrellas errantes a las que esperan las tinieblas eternas. 

Apo 9:2 Abrió el pozo del abismo y subió un humo del pozo, como humo de un horno gigante; el sol y el aire se oscurecieron con el humo del pozo. 

Apo 14:10 tendrá que beber también el vino embriagante de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su enojo. Será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y ante el Cordero.” 

Apo 16:10 El quinto ángel vació su copa sobre el trono de la bestia, y al instante su reino quedó sumido en tinieblas y la gente se mordía la lengua de dolor. 

Apo 20:1 Vi después a un ángel que bajaba del cielo llevando en la mano la llave del Abismo y una cadena enorme. 

Apo 20:15 Y todo el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. 


¿Pero como puede un dios justo y bueno castigar a personas en el Infierno? 

Primero que nada Dios no castiga a las personas en el Infierno, sino que el Infierno eterno es el resultado de la libre elección de cada persona, el Infierno es el triste resultado de una vida llena de pecado, alejados de la gracia de Dios. En el Infierno, la persona solo experimente los frutos de esa elección libre y personal de vivir una vida apartada de Dios, de la oración, las bunas obras y en si, de no guardar los mandamientos de Dios. 

Dios por ser sumamente bueno y amoroso (1ª Juan 4:8; Salmo 86:5), quiere que todos los hombres nos salvemos (1ª Timoteo 2:3-4) esperando que el pecador reconozca su error y se arrepienta de su vida de pecado (2ª Pedro 3:9; Ezequiel 33:11). “Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eterna.” (Juan 3:16). Pero cuando un ser humano rechaza la misericordia de Dios, Dios Mismo no puede hacer ya nada por aquella alma, “y quien no esté inscrito en el libro de la vida será arrojado al foso de fuego.” (Apocalipsis 20:15). En consecuencia, Cielo o Infierno son decisiones personales que cada individuo toma mientras está aquí en el planeta Tierra. 

Quienes ven incompatible la bondad de Dios con la creación del infierno, tienen de la bondad un concepto equivocado, creen que ésta consiste en pasar todo por alto, creen que la verdadera bondad es como la de una madre consentidora que todo cuanto hace el niño mimado por malo y perjudicial que para el mismo pueda ser, lo disculpa y hasta lo aplaude, en vez de como debería ser si ella fuera realmente buena, reprenderlo y castigarlo. 


En realidad este tipo de amor no es el amor verdadero, menos el amor perfecto de Dios. Hebreos 12:6 dice: “…pues el Señor castiga a quien ama y azota a los hijos que reconoce.” Un padre o una madre que de verdad amen a sus hijos estos los castigan para sacarlos del mal camino. 

Ahora, ¿que merece un hijo criminal, que no respeta a sus padres, que por el contrario los odia, los roba, y hasta los golpea? Pues sin duda merece un castigo mayor, como un buen tiempo en algún centro correccional o la cárcel. 

De la misma manera Dios permite que al morir las personas que continúan en el pecado y en la perversidad sean “encarcelados” en el infierno eterno. Y esto es así, ya que en el cielo donde todo es santidad y donde todo es amor, estas personas no tiene ahí cupo ni lugar (1ª Cor 6:9-10; 1ª Timoteo 1:9-10). Por eso además del atributo de Dios amoroso también esta otro de sus atributos es la justicia. 

Imaginemos que un niño ha sido objeto de un crimen terrible. Pero por suerte, la policía ha detenido al criminal. ¿Pero qué pasa si el juez después de escuchar la abrumadora evidencia que apunta a la culpa de este hombre, se echa a reír y dice: "Es obvio que este hombre hizo estas cosas, pero yo creo que no haya nada malo en esas cosas, dejare a este hombre en libertad” ¿Qué pensaría usted? ¿Consideraría usted que el juez entiende el concepto de lo que es amor y lo que es justicia? Un juez que deja libre a violadores, pederastas, traficantes de drogas y ladrones es un juez justo? 


Por lo tanto si es verdad que Dios es amor, pero el amor no es contrario al castigo de los impíos: 

Salmo 5:5-7 Pues tú no eres un Dios que quiera el mal ni el malvado es tu huésped ni se mantendrán los arrogantes ante ti. Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos; a sanguinarios y embusteros los aborrece el Señor. 

Salmo 11:5,7 El Señor examina a honrados y a malvados, al que ama la violencia lo aborrece. Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre, un viento huracanado será su porción. Porque el Señor es justo y ama la justicia; los rectos verán su rostro. 

Salmo 7:12-14 Dios es un juez justo, atento siempre para castigar. Arrepiéntanse, o tengan cuidado: El Señor tiene su espada afilada, su arco tenso y la flecha apuntando. Tiene en su mano, siempre preparadas, armas mortíferas y flechas encendidas. 

Pro 11:21 El malvado nunca quedará sin castigo, pero la descendencia de los justos será salvada. 


Y el grado de castigo será medido según el grado de la culpa: 

Mat 10:15 Yo les aseguro que esa ciudad, en el día del juicio, será tratada con mayor rigor que Sodoma y Gomorra. 

Mar 12:38 Y él, instruyéndolos, dijo: Guardaos de los letrados. Les gusta pasear con largas túnicas, que los saluden por la calle, buscan los primeros asientos en las sinagogas y los mejores puestos en los banquetes. Con pretexto de largas oraciones, devoran los bienes de las viudas. Ellos recibirán una sentencia más severa. 

Lucas 12:48 En cambio, si otro servidor hizo sin saberlo algo que merece castigo, recibirá menos golpes. Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas. 

Heb 10:29 Cuánto más será castigado, entonces, quien pisotee al Hijo de Dios, profane la sangre de la alianza que lo consagró y afrente al Espíritu de la gracia. 

Jn 19:11 Le contestó Jesús: No tendrías poder contra mí si no te lo hubiera dado el cielo. Por eso el que me entrega es más culpable. 


Ahora, si Dios es justo y verdadero, y da a cada cual según su conducta y sus obras (Rom. 2:6-10) se sigue de esto que existe el infierno o castigo eterno, ya que existen muchos criminales que no reciben el castigo que exige la justicia divina en esta vida. 

Si Dios aniquilara al culpable, o no hubiera nada después de la muerte corpórea castigo para el malo y premio para el justo, su ley carecería de sanción eficaz. Para el pecador el aniquilamiento como creen erróneamente los testigos de Jehová y demás materialistas, lejos de ser un mal, seria un bien para los criminales. Eso es precisamente lo que ellos piden: sus deseos son gozar de todos los placeres sensibles, y luego morir sin remordimientos para escapar de Dios y de su justicia. ¿Suena lógica esta doctrina de los testigos de Jehová y demás sectas de que después de la muerte no hay premio para el justo ni castigo para el impío? ¡Por supuesto que no! 


Visión del infierno de Santa Faustina Kowalska, según lo escribió en su diario: 

"Hoy, fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran tortura; ¡qué imponentemente grande y extenso es! Los tipos de torturas que vi: la primera que constituye el infierno es la pérdida de Dios; la segunda es el eterno remordimiento de conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará; (160) la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla; es un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por el enojo de Dios; la quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante y, a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y ven todo el mal, el propio y el del resto; la sexta tortura es la compañía constante de Satanás; la séptima es la horrible desesperación, el odio de Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias. 

Éstas son las torturas sufridas por todos los condenado juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos. Hay torturas especiales destinadas para las almas particulares. Éstos son los tormentos de los sentidos. Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra. Yo me habría muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. 

Debe el pecador saber que será torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que suele usar para pecar. (161) Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay ningún infierno, o que nadie ha estado allí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para que pudiera hablar a las almas sobre él y para testificar sobre su existencia. No puedo hablar ahora sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi. Pero noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que hay un infierno. Cuando regresé, apenas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán terriblemente sufren las almas allí! Por consiguiente, oro aun más fervorosamente por la conversión de los pecadores. Suplico continuamente por la misericordia de Dios sobre ellos.

Que Dios te bendiga. 

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Referencias: 

(1) Catecismo Católico # 1021-1022 

(2) Ibíd. 1033 

(3) Tomado del sitio oficial de los testigos de Jehová 

(4) Diccionario bíblico Vila y Escuain 

http://es.catholic.net/conocetufe/424/903/articulo.php?id=1574

Comentarios

Laura ha dicho que…
No todo el mundo puede ser testigo de Jehova, pues son muy brutos y no comorenden las escrituras. Cuando yo no era testigo y leia la biblia x mi mismo nunca pense q Dios y Besus fueran iguales, como un pafre y un hiho van a,ser iguales, el padre siempre sera mayor tanto en edad como en autoridad y si una vida tan simple como esa no la puedes razonar como sera en los temas dificiles. Nada d las anormalidades q has dicho me han convencido. Y q,te quede claro q no somos una secta, seguimos a Cristo no a ningun lider humano. Si tu crees q será la wt estas muy equivocado.

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