10 errores del apologista.
(Traducido del ingles con algunas añadiduras de mi parte)
Un embajador cristiano desea ser discreto, persuasivo,
sensible y reflexivo. Para ser un buen apologista, y ser capaz de dar buenas
razones respecto a la verdad de la visión cristiana se requiere de la oración,
la paciencia, el estudio y la persistencia. Para aquellos que han hecho el
objetivo de convertirse en buenos defensores de la fe, hay ciertas disciplinas
positivas y rasgos de carácter que uno haría bien en desarrollar. Estos te
ayudarán a convertirte en un apologista sabio y eficaz. Pero por otra parte, hay algunos escollos que pueden
aparecer que sin el control adecuado, pueden convertirse en rasgos de carácter,
y te harán un apologista tonto.
A continuacion algunos errores en los que un apologista podria caer.
1. El apologista necio habla antes de escuchar.
Proverbios
18:13 dice: "Responder antes de escuchar
es necedad y bochorno." Con esto, no solo comunica a los demás que le
importa menos lo que otros tienen que decir, pero también se vuelve incapaz de
dar una respuesta bien informada. El apologista sabio es paciente, trata de
comprender, y evita el monólogo.
2. Los apologistas necios exageran su argumento.
No hay
modestia aquí, pues se pretende anotar puntos rápidamente inflando las cifras,
exagera lo que realmente se quiere mostrar, y aunque sea fantasioso y poco
creible lo que se dice. Sus argumentos se presentan con toda confianza y por
supuesto que no pueden estar equivocados. El apologista sabio sostiene con
confianza, sin embargo, con modestia.
3. El apologista necio quiere ganar todos los puntos.
Cuando
la conversación se pone compleja, el quiere asegurarse de corregir cada error
que ve en la otra persona, aunque el mismo no haya reparado en su error. No
importa tampoco que su interlocutor se está ofendido por su "atención al
detalle." Si comete un error no lo acepta, ni da marcha atrás para
corregirse. El apologista sabio puede discernir lo que realmente importa en una
conversación, sin tener que recurrir a la exageración para resaltar su
argumento.
4. El apologista necio persigue pistas falsas.
El apologista
necio no es objetivo, lo que quiere es derrotar a su adversario y dejarle fuera
de combate lo mas pronto posible. Para ello, se vale de discriminar a su
oponente, mostrando datos cuestionables y falsos. El apologista estúpido estará
feliz de saltar abajo de cualquier rastro de verdades a medias para atacar a su
adversario. El apologista sabio bebe de fuentes claras, y evita así quedar en
ridículo cuando salten a relucir las verdades.
5. El apologista necio es orgulloso.
A él le gusta el hecho de sabe los términos
que hacen que los "novatos" a su alrededor asientan con sus cabezas.
Le gusta el sonido de su propia voz, y piensa que hace un trabajo bastante
bueno en un foro de internet y para pronto divulga. La apologética es su
herramienta para mostrar al mundo que puede flexionar su músculo intelectual.
El apologista sabio se humilla ante Dios, y no solo en sus capacidades, y se juzga
a sí mismo con un sano y modesto juicio.
6. El apologista insensato busca la popularidad.
Él disfruta
de los elogios de los demás, y busca la oportunidad cuando hay mucha gente para
que la gente le admire. Él no elige el lugar inferior busca ser el centro de la
escena. El apologista sabios, florece donde se planta y no persigue ser el mas
popular de la parroquia.
7. El apologista necio deja de lado sus disciplinas
espirituales.
Él encuentra la filosofía más interesante que la lectura de la
Biblia, así que deja de lado la Biblia. La oración es rara y en la mayoría de
las veces precipitada. De hecho, la oración, la meditación, el estudio de la
Biblia, la adoración al Santísimo, y el compañerismo, pasan al asiento de atrás
para dejar campo a estudiar. El apologista necio se engaña a sí mismo que está
siendo espiritual, al mismo tiempo que va a la deriva. El apologista sabio esta
sentado a los pies de Jesús, se encomienda a la Virgen y pide a diario luz para
no abandonar el crecimiento espiritual.
8. El apologista tonto no tiene amor.
Él puede hablar en
la lengua de los filósofos y de los teólogos, pero no en la lengua de la
caridad. El apologista necio no es más que un metal que resuena o címbalo que
retiñe. Él tiene el don de la inteligencia, y entiende todos los misterios y
todas ciencias. Sus argumentos son capaces de mover montañas, pero no hay amor.
Él da y gasta todo su tiempo y energía para estudiar, y rinde a sus finanzas
para los estudios universitarios, pero no se da tiempo para cultivar el amor.
El apologista sabio es motivado y movido por amor a Dios, y amor por los demás.
9. El apologista necio se aísla de los demás.
Él no necesita
de la ayuda ni de la opinión de nadie. Tampoco aprecia la corrección. Él tiene
sus propios planes, su propia agenda. Cuando él se cae, no tiene a nadie que lo
levante. Él es responsable ante sí mismo solamente. El apologista inteligente
se rodea de gente sabia que le den buenos consejos sabios y piadosos, y admite
la corrección ahí donde se ha equivocado.
10. El apologista tonto no hace en realidad apologética
cristiana.
Se convierte en un adicto a la apologética, un consumidor en lugar
de un soldado alistado al servicio de cristo. Los debates son un deporte para el,
y se olvida de que las almas están en juego, y ni siquiera piensa en la
predicación del Evangelio. El apologista sabio quiere ganar a otros a Cristo
más que a nada, y utiliza la apologética como una herramienta para ayudar en
esta tarea.
Que Dios te bendiga.
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