Las imágenes sagradas en los concilios y catecismos.



Los catolicos no adoramos imágenes, y el Magisterio de la Iglesia siempre ha enseñado esto. Reproduzco a continuación algunos documentos al respecto. 


“El culto de la religión no se dirige a las imágenes en sí mismas como realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que nos conducen a Dios encarnado. Ahora bien, el movimiento que se dirige a la imagen en cuanto tal, no se detiene en ella, sino que tiende a la realidad de la que es imagen.” (Summa theologiae, II-II, 81, 3, ad 3.)

Porque cuanto con más frecuencia son contemplados por medio de sus representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas miran al recuerdo y deseo de los originales, y la de tributarles el saludo y veneración de honor no ciertamente la adoración verdadera que según nuestra fe sólo conviene a la naturaleza divina; sino que como se hace con la figura de las preciosa y vivificante cruz, con los evangelios y con los demás objetos sagrados de culto, se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos. "Porque el honor de la imagen se dirige al original" (S. Basilio), y el que venera una imagen, venera en realidad a la persona en ella representada.” (II Concilio de Nicea, 787, Sesión VII)

"...se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el culto o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, como hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza en los ídolos; sino porque el honor que se da á las imágenes, se refiere á los originales representados en ellas" (López de Ayala, Ignacio, trad. El sacrosanto y ecuménico concilio de Trento. Séptima Edición. Barcelona: Sierra y Martí, 1828. Print).

"Mas si se hubieren introducido algunos abusos en estas santas y saludables prácticas, desea ardientemente el santo Concilio que se exterminen de todo punto; de suerte que no se coloquen imágenes algunas de falsos dogmas, ni que den ocasión a los rudos de peligrosos errores." (Ibidem)


358.- ¿Qué nos prohíbe el primer mandamiento? - El primer mandamiento nos prohíbe la idolatría, la superstición, el sacrilegio, la herejía y cualquier otro pecado contra la religión.

359.- ¿Qué es idolatría? - Llámase idolatría dar a una criatura cualquiera, por ejemplo a una estatua, a una imagen, a un hombre, el culto supremo de adoración debido sólo a Dios.

360.- ¿Cómo se halla expresada esta prohibición en la Sagrada Escritura? - En la Sagrada Escritura se halla expresada esta prohibición con las palabras: No harás para ti escultura ni figura alguna de los que está arriba en el cielo o abajo en la tierra. Y no adorarás tales cosas ni les darás culto.

361.- ¿Prohíben estas palabras toda suerte de imágenes? - No, por cierto, sino sólo las imágenes de las falsas divinidades hechas con fin de ser adoradas, como hacían los idólatras. Es esto tanta verdad, que el mismo Dios mandó a Moisés que hiciera algunas, como las dos estatuas de querubines sobre el arca y la serpiente de metal en le desierto.

370.- ¿Podemos honrar también las imágenes de Jesucristo y de los Santos? - Si, señor; porque la honra que se hace a las sagradas imágenes de Jesucristo y de los Santos se refiere a sus mismas personas.

371.- ¿Y podemos venerar las reliquias de los Santos? Si, señor; también las reliquias de los Santos deben ser veneradas, porque sus cuerpos fueron miembros vivos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo, y han de resucitar gloriosos a la vida eterna.

372.- ¿Qué diferencia hay entre el culto que damos a Dios y el que damos a los Santos? - Entre el culto que damos a Dios y el que damos a los Santos hay esta diferencia: que a Dios le adoramos por su excelencia infinita, mientras a los Santos no los adoramos, sino que los honramos y veneramos como amigos de Dios e intercesores nuestros para con El.

373.- ¿Cómo se llama el culto que se tributa a Dios y el que se tributa a los Santos? - El culto que se tributa a Dios se llama latría, esto es, de adoración, y el culto que se tributa a los Santos se llama dulía, o de veneración a los siervos de Dios, y el culto particular que damos a María Santísima se llama hiperdulía, que quiere decir especialísima veneración, como a Madre de Dios. (El catecismo prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905).


Sobre las imágenes, también el Concilio ha dado su palabra: deben exponerse las imágenes sagradas a la veneración de los fieles, pero con moderación en el número y guardando entre ellas el debido orden, a fin de que no causen extrañeza al pueblo cristiano ni favorezcan una devoción menos ortodoxa (CVII. Sacrosanctum Concilium, n. 125).

Revísese cuanto antes, junto con los libros litúrgicos, de acuerdo con el artículo 25, los cánones y prescripciones eclesiásticas que se refieren a la disposición de las cosas externas del culto sagrado, sobre todo en lo referente a la apta y digna edificación de los tiempos, a la forma y construcción de los altares, a la nobleza, colocación y seguridad del sagrario, así como también a la funcionalidad y dignidad del baptisterio, al orden conveniente de las imágenes sagradas, de la decoración y del ornato. Corríjase o suprimase lo que parezca ser menos conforme con la Liturgia reformada y consérvese o introdúzcase lo que la favorezca. (Ibid. 128).

"Las imágenes sagradas, presentes en nuestras iglesias y en nuestras casas, están destinadas a despertar y alimentar nuestra fe en el Misterio de Cristo. A través del icono de Cristo y de sus obras de salvación, es a El a quien adoramos. A través de las sagradas imágenes de la Santísima Madre de Dios, de los ángeles y de los santos, veneramos a quienes en ellas son representados." (CIC 1192). 

La imagen sagrada, el icono litúrgico, representa principalmente a Cristo. No puede representar a Dios invisible e incomprensible; la Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva "economía" de las imágenes: En otro tiempo, Dios, que no tenía cuerpo ni figura, no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios... con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor. [San Juan Damasceno] (CIC 1159). 

La iconografía cristiana transcribe mediante la imagen el mensaje evangélico que la Sagrada Escritura transmite mediante la palabra. Imagen y Palabra se esclarecen mutuamente: Para expresar brevemente nuestra profesión de fe, conservamos todas las tradiciones de la Iglesia, escritas o no escritas, que nos han sido transmitidas sin alteración. Una de ellas es la representación pictórica de las imágenes, que está de acuerdo con la predicación de la historia evangélica, creyendo que, verdaderamente y no en apariencia, el Dios Verbo se hizo carne, lo cual es tan útil y provechoso, porque las cosas que se esclarecen mutuamente tienen sin duda una significación recíproca.  (CIC 1160). 

El culto cristiano de las imágenes sagradas no es contrario al primer mandamiento en el que se proscribe los ídolos…" Ex 20:1-5, el que venera una imagen, venera en ella a la persona que en ella está representada”. “El honor tributado a las imágenes sagradas es una forma de veneración respetuosa, no una adoración, que sólo corresponde a Dios” (CIC 2132).

La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los "ídolos, oro y plata, obra de las manos de los hombres", que "tienen boca y no hablan, ojos y no ven..." Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: "Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza" (Sal 115,4-5.8; cf. Is 44,9-20; Jr 10,1-16; Dn 14,1-30; Ba 6; Sb 13,1-15,19). Dios, por el contrario, es el "Dios vivo" (Jos 3,10; Sal 42,3, etc.), que da vida e interviene en la historia. La idolatría [...] Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. [...] La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto, incompatible con la comunión divina (cf Gál 5,20; Ef 5,5)  (CIC 2112- 2113 ). 

Debe conservarse firmemente el uso de exponer a la veneración de los fieles imágenes sagradas en las iglesias; pero ha de hacerse en número moderado y guardando el orden debido, para que no provoquen extrañeza en el pueblo cristiano ni den lugar a una devoción desviada. (CDC 1188).


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