El Estado norteño de Chihuahua le cierra el telón a los narco-corridos.




La violencia que se vive en torno a la música grupera ha pasado el exceso y por eso las autoridades han decidido tomar medidas extremas: No habrá más narcocorridos en Chihuahua.

Marco Quezada, alcalde de esa región mexicana, ha tomado la severa decisión en base a la desbordada violencia que se sufre en torno a este estilo de música grupera: La resolución es que si algún cantante o grupo desea presentarse en Chihuahua, primero deberá mostrar una lista con el itinerario, es decir, los temas que pretende interpretar.

De manera que si no se cumplen los requisitos no se otorgarán los permisos y la banda simplemente no podrá tocar en esta ciudad. Pero esta historia tiene precedentes, en 2008 Los Tucanes de Tijuana fueron vetados de la ciudad que llevan en el nombre luego de saludar a dos capos del narcotráfico. Poco tiempo después fueron víctimas de una balacera mientras se presentaban, precisamente, en Chihuahua.


El Congreso de Chihuahua, al norte de México, el estado más violento de la nación azteca, ha aprobado esta semana un decreto en el que se prohíbe a la radio y televisión promover artistas que interpreten los llamados narcocorridos, además se impide que se contrate a los mismos para eventos públicos.

Los narcocorridos se han convertido, lamentablemente, en protagonistas de la violencia desatada que se vive en ciertos estados mexicanos. Principalmente en Sinaloa y Chihuahua, donde este género musical tiene una aceptación desbordada.

El problema es que los narcocorridos son en su propia base polémicos, por tratar temas del narcotráfico, en muchos casos colocando a los narcotraficantes como héroes, según explica la presentación del dictamen.



En medio de la dolorosa violencia que vive México, muchos de los intérpretes de estos narcocorridos a sufrido atentados, que incluso les han llevado a la muerte, presuntamente de manos de los propios capos, a los que o no les gustó la canción, o no les gustó que fuera compuesta para algún jefe rival.

En el gusto de la juventud del norte del país están arraigados los narcocorridos, pero para el diputado local del Estado de Chihuahua, Enrique Serrano Escobar, promueven “la violencia y la indolencia hacia la comisión de delitos, o incluso a la provocación explícita de estos o de algún otro vicio”.

Por ello el legislador ha propuesto incluir en el Código sanciones en contra de aquel que provoque públicamente a cometer un delito, o haga la apología de la conducta delictuosa, incite a la realización de actos delictuosos o de algún vicio, siempre que su participación en los delitos no sea a título de actor intelectual, sancionando también a los organizadores y titulares de los permisos para eventos y /o venta de bebidas alcohólicas cuando la apología se realice en eventos públicos y masivos. Asimismo, se faculta a los municipios para que no permitan en el ámbito de su competencia, que se propague una cultura de apología criminal.


El argumento que sostiene a la iniciativa es que no se trata de censura o de una violación a la liberta de expresión sino de “…mantener a la sociedad chihuahuense libre de espectáculos que promuevan el narcotráfico como forma de vida, que inviten a la puerta falsa del crimen organizado para la obtención de dinero rápido. Se trata de mantener el aire libre de ideas perjudiciales que permean en la mente y, por lo tanto, en la vida de los que empiezan a formar un criterio propio, … castigando así la conducta individual de los propios emisores del mensaje”.

Cuando se trató de promover una investigación por apología del delito en contra de los Tucanes de Tijuana, cuestionábamos si es posible considerar apología del delito los narcocorridos.


El Diccionario Jurídico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM señala que “la apología del delito debe consistir en una alabanza pública de un hecho delictuoso declarado como tal, es decir, debe ser un caso concreto y con sentencia y tiene como finalidad que sea cometido o adoptado por la comunidad, con lo que se está provocando o instigando, de manera indirecta, a la comisión de una conducta delictiva”.

La Corte por su parte ha establecido hasta ahora el criterio de que para que exista la apología del delito, la provocación a cometer un delito debe ser directa, expresa y dolosa, o sea, con la voluntad y conciencia del agente de provocar la ejecución de un cierto y determinado delito.

Con estas definiciones es cuestionable que los “narcocorridos” constituyan una apología del delito, ya que los cantautores no tienen la intención de provocar un delito, y no se refieren a delitos consumados, sino al final se trata de presunciones.

Pero mientras, el Congreso local decide sobre esta iniciativa, el Municipio de Chihuahua ya ha tomado medidas al respecto, y para este próximo periodo vacacional fijó las reglas para los establecimientos que abrirán sus puertas para recibir a los vacacionistas, y en el reglamento se incluye la prohibición expresa de amenizar con música de narcocorridos.

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