Las indulgencias...

¿Qué son las indulgencias?

La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal en cuanto a la culpa, correspondientes por los pecados ya perdonados y que hay que purificar en el purgatorio, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones que la Iglesia predispone como administradora de la redención de Cristo y los meritos de la Virgen Maria y de los santos distribuye y aplica con autoridad como un tesoro a los que las lucran. ¿Cuántas clases de indulgencias hay? La indulgencia es parcial; es la que se limita a conceder el perdón solamente de una parte de la pena correspondiente. La indulgencia plenaria; es la que perdona totalmente los pecados cometidos y que no se ha hecho satisfacción por la culpa.

¿A quién benefician?

Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias, sin embargo nadie que gane indulgencias puede aplicarlas a otras personas que aún viven ' (CIC, can 992-994) (21). Es importante distinguir entre culpa y pena: la culpa se perdona con el arrepentimiento del hombre y el Sacramento de la Reconciliación; mientras que la segunda es la consecuencia de haber ofendido a Dios, consecuencia que hay que remediar de algún modo. La pena eterna debida por los pecados mortales, se perdona junto con la culpa en el sacramento de la Reconciliación, que hace desaparecer el estado de enemistad que había entre el pecador y su Creador; más no así la pena temporal. Por ejemplo cuando rompemos un objeto en alguna tienda pedimos perdón por nuestro descuido y el dueño nos perdona, pero después tenemos que pagar por el daño esto es la expiación que nosotros lucramos en las indulgencias.

La Iglesia enseña que por medio de la penitencia impuesta y cumplida en el sacramento de la Reconciliación, el pecador obtiene el perdón de una parte de esa pena temporal, pero queda debiendo la otra parte y para borrarla hay que seguir otros caminos. Uno de ellos es la recepción -con las debidas disposiciones- del sacramento de la Unción de Enfermos; otro sería la realización de obras que la Iglesia señala como la limosna, el ayuno y la oración; la aceptación voluntaria y humilde de los males o sufrimientos que Dios nos permite vivir aquí en la tierra y, el tercero es con las indulgencias, medio que el amor sin medida de Dios ofrece al hombre y que la Iglesia ofrece a sus hijos como última oportunidad de evitar las penas del purgatorio y acelerar la entrada en la vida eterna al dejar este mundo. La Iglesia enseña lo siguiente:

1. Las indulgencias no liberan al hombre de ninguna culpa, ni grave ni leve ni perdonan la pena eterna. Para liberarse de la culpa y de la pena eterna, son necesarios el arrepentimiento y el Sacramento de la Reconciliación. 2. Las indulgencias liberan al hombre, en cambio, de la pena temporal. 3.Para que se produzca este efecto, se requiere siempre que antes haya sido perdonada la culpa.

El purgatorio;

Por purgatorio se entiende el lugar al que van las almas de los justos que en instante de la muerte están "manchadas" por pecados veniales o por penas temporales debidas por el pecado mortal ya perdonado, que aún no han sido expiadas. El Papa Pablo VI, en su Constitución Apostólica, "Doctrina sobre las Indulgencias" enseña que las penas debidas por los pecados pueden cumplirse por medio de los sufrimientos propios de la vida terrena, vividos con paciencia y esperanza; o bien después de morir, en el purgatorio. La finalidad del purgatorio es expiatoria: pretende principalmente preparar el alma para la posesión de Dios. Ahí hay dolor y gozo al mismo tiempo. Las almas que entran en el purgatorio alcanzan la certeza absoluta de que llegarán un día al Cielo, y eso es fuente de felicidad; pero, a la vez, experimentan un dolor intensísimo, consecuencia, por una parte del anhelo ardiente de ver a Dios y de la imposibilidad de lograrlo todavía, y por otra, del fuego, conocido con el nombre de "pena de sentido" que, según San Agustín, produce un sufrimiento más violento que cualquier cosa que pueda padecer el hombre en esta vida.

Las indulgencias tienen por objeto, precisamente, brindar al hombre la oportunidad de liberarse, en vida, de esos terribles padecimientos. El cuerpo MIstico de Cristo: La Iglesia es el Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo, es "un solo cuerpo con un solo Espíritu" (Cf. 1Co 12,12-31). Hay entre Cristo y los cristianos un vínculo permanente de Amor, es el Espíritu Santo quien fluye a través de ese Cuerpo Místico. Este misterio es uno de los fundamentos sobre los que descansa la doctrina sobre las indulgencias.


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