¿Cual es la verdadera Iglesia de Cristo?
Triste realidad
Es un hecho que muchos católicos han sucumbido ante la invasión de las sectas en diferentes lugares, debido a su ignorancia religiosa. Domingo a domingo las calles se ven llenas de protestantes, que de puerta en puerta, van difundiendo sus errores. Por lo general los católicos se ponen a la defensiva, sin saber qué responder a los argumentos esgrimidos por la secta en turno. O adoptan la actitud de un caracol que se refugia en su concha diciendo: "mis padres me inculcaron la religión católica y no voy a cambiar".
Algunos otros, por desgracia, dialogan con los que visitan y son turbados en su fe. No sabiendo por qué creen lo que creen, se empiezan a preguntar si la religión Católica es en realidad la verdadera y si la Iglesia en la que fueron bautizados es la que fundó Jesucristo. Su ignorancia y sus dudas los llevan a alejarse de la Iglesia Católica, sin haberla realmente conocido. Se impone, pues, un estudio aunque sea somero, de las bases de nuestra fe en la Iglesia Católica.
Realidad histórica
Entre todas las iglesias cristianas, tan solo la Católica ha existido desde el tiempo de Nuestro Señor Jesucristo. Todas las demás son ramas que se han ido desprendiendo de la Iglesia original en el transcurso de los siglos. Las iglesias ortodoxas del Este se separaron de la unidad con el Papa en 1054. Por su parte las iglesias protestantes fueron establecidas durante la reforma, que dio comienzo en 1517.
La gran mayoría de las iglesias protestantes de la actualidad, son subdivisiones de aquellas iglesias protestantes del siglo XVI. Tan sólo la Iglesia Católica existía en el siglo décimo, en el quinto y en el primero; enseñando fielmente las doctrinas dadas por Cristo a sus Apóstoles, sin omitir nada; sin cambiar nada. La sucesión de los Papas puede ser trazada sin interrupción hasta el mismo San Pedro, así como las fechas de fundación de las iglesias y sectas protestantes.
La permanencia de la Iglesia Católica en 20 siglos de la historia, no tiene paralelo en ninguna institución ni religiosa, ni civil en el mundo entero. Hasta los más antiguos gobiernos (excepto, tal vez, la dinastía imperial del Japón), son nuevos en comparación con el Papado y las sectas que hacen su propaganda de puerta en puerta, son nuevas en comparación con la Iglesia Católica. Muchas de ellas son tan recientes que datan del siglo pasado y hasta hay algunas como la llamada "Iglesia La Luz del Mundo", nacida en Guadalajara, que data aproximadamente del año de 1927.
Entre todas las iglesias cristianas, tan solo la Católica ha existido desde el tiempo de Nuestro Señor Jesucristo. Todas las demás son ramas que se han ido desprendiendo de la Iglesia original en el transcurso de los siglos. Las iglesias ortodoxas del Este se separaron de la unidad con el Papa en 1054. Por su parte las iglesias protestantes fueron establecidas durante la reforma, que dio comienzo en 1517.
La gran mayoría de las iglesias protestantes de la actualidad, son subdivisiones de aquellas iglesias protestantes del siglo XVI. Tan sólo la Iglesia Católica existía en el siglo décimo, en el quinto y en el primero; enseñando fielmente las doctrinas dadas por Cristo a sus Apóstoles, sin omitir nada; sin cambiar nada. La sucesión de los Papas puede ser trazada sin interrupción hasta el mismo San Pedro, así como las fechas de fundación de las iglesias y sectas protestantes.
La permanencia de la Iglesia Católica en 20 siglos de la historia, no tiene paralelo en ninguna institución ni religiosa, ni civil en el mundo entero. Hasta los más antiguos gobiernos (excepto, tal vez, la dinastía imperial del Japón), son nuevos en comparación con el Papado y las sectas que hacen su propaganda de puerta en puerta, son nuevas en comparación con la Iglesia Católica. Muchas de ellas son tan recientes que datan del siglo pasado y hasta hay algunas como la llamada "Iglesia La Luz del Mundo", nacida en Guadalajara, que data aproximadamente del año de 1927.
Ninguna de ellas puede decir que haya sido fundada por Nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia Católica ha existido por cerca ya de 2,000 años a pesar de la constante oposición del mundo. Esto da fe de su origen divino: ninguna organización simplemente humana hubiera sobrevivido a tantas persecuciones y más aún si consideramos que algunos de sus miembros incluyendo ciertos líderes han dejado mucho que desear.
El hecho de que la Iglesia Católica es hoy la más vigorosa del mundo con más de mil millones de seguidores y con un peso moral determinante (¿qué otro líder espiritual en el mundo tiene la fuerza que tiene el Papa?), es un testimonio no de la inteligencia de sus líderes, sino de la presencia y protección del Espíritu Santo.
Dios actúa en la Iglesia Católica.
Jesús prometió que no nos dejaría huérfanos (Jn.14, 18) y que nos enviaría al Espíritu Santo para que nos guiara y protegiera. Para ello nos dejó sus siete sacramentos, que nos sanan, alimentan y fortalecen. No son solamente símbolos sino que realmente significan y realizan el don de la gracia divina en nuestras almas. Los sacramentos fueron prefigurados en el Antiguo Testamento por ritos (como la circuncisión o la cena Pascual), símbolos del amor de Dios por su pueblo elegido. Cuando Cristo llegó, no desechó los símbolos de la gracia divina, sino que los sobre-naturalizó, infundiéndoles la gracia: los hizo mucho más que meros símbolos. Son signos de la Alianza que Dios hace con el hombre para darnos su propia vida Divina a cambio de realizar los ritos que El mismo prescribe.
Dios constantemente usa cosas materiales para mostrarnos su amor y poder. Después de todo, la materia no es mala. Cuando creó el universo físico, todo lo que Dios había creado era "muy bueno" (Gén.1, 31) Se goza tanto en la materia, que la dignificó con su propia Encarnación (Jn.1, 14). Durante su ministerio terrenal, Jesús sanó, alimentó y fortaleció a la gente con elementos humildes como lodo, agua, pan, aceite o vino. Hubiera podido hacer los milagros directamente, pero prefirió usar elementos materiales para comunicar su gracia. En su primer milagro, Jesús convirtió agua en vino, motivado por su madre María (Jn.2, 11). El curó a un ciego poniéndole lodo en los ojos (Jn.9, 1-7).
Multiplicó unas cuantas piezas de pan y unos pescados para alimentar a miles (Jn.6, 5- 13). Del mismo modo cambió pan y vino en su propio Cuerpo y Sangre (Mt.26, 26-28). Con los sacramentos, Jesús continúa sanando, alimentando y fortaleciéndonos.
La Sagrada Tradición.
La Tradición Sagrada no debe ser confundida con las tradiciones meramente humanas, que comúnmente son llamadas costumbres o disciplinas. Jesús frecuentemente condenó costumbres y disciplinas, pero solamente si eran contrarias a los mandamientos de Dios. Él nunca condenó la Sagrada Tradición y tampoco condenó todas las tradiciones humanas. La Tradición Sagrada y la Biblia no son revelaciones diferentes y en competencia. Son dos maneras como la Iglesia nos transmite el Evangelio. Enseñanzas apostólicas como la Trinidad, el Bautismo de los niños, la inerrancia de la Biblia, el Purgatorio y la perpetua virginidad de María, han sido enseñadas más claramente a través de la Tradición, aunque se hallan implícitamente presentes, y no en contra de la Biblia.
La Biblia misma nos dice que nos aferremos fuertemente a la Tradición ya sea que nos llegue en forma escrita u oral (2 Tes. 2,15; 1 Cor. 11,2). La Tradición Sagrada no debe ser, pues, confundida con costumbres y disciplinas como el rezo del Rosario, el celibato sacerdotal, no comer carne los viernes en cuaresma, etc. éstas son cosas buenas y ayudan, pero no son doctrinas. La Tradición Sagrada comenzó con las enseñanzas orales de Jesús e incluye también las enseñanzas de los 21 Concilios Ecuménicos de la Iglesia y los escritos de los Santos Padres.
La Biblia.
Las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) han sido inspiradas por Dios (2 Tim.3, 16). El Espíritu Santo guió a los autores sagrados para que escribieran lo que Dios quería. Siendo Dios el autor principal de la Biblia y dado que Dios es la verdad y no puede enseñar nada erróneo, la Biblia está libre de todo error y todo lo que dice es verdad. La Iglesia es la custodia de la Biblia y debe fiel y exactamente proclamar su mensaje, tarea para la cual Dios le ha dado poder. Debemos tener en mente que la Iglesia vino antes que el Nuevo Testamento y no al revés.
Miembros inspirados de la Iglesia escribieron los libros del Nuevo Testamento, así como escritores inspirados de Israel escribieron el Antiguo. La Iglesia es guiada por el Espíritu Santo para custodiar e interpretar la Biblia entera, Antiguo y Nuevo Testamentos. Un intérprete oficial es absolutamente necesario. (En la vida civil, la suprema corte interpreta lo que dice la constitución).
Algunos cristianos afirman: "La Biblia es todo lo que necesito" pero esta noción no está en la Biblia misma. De hecho, la Biblia enseña todo lo contrario (2 Pe.1,20-21; 3, 15- 16). "Sólo la Biblia" es una teoría que no fue creída por nadie en la Iglesia Primitiva. Es una teoría nueva, surgida tan solo desde la Reforma Protestante. Es una "tradición humana" que nulifica la Palabra de Dios, distorsiona el verdadero papel de la Biblia y socava la autoridad de la Iglesia que Cristo fundó (Mc.7,1-8). Aunque popular entre muchas iglesias cristianas, la teoría de "La Biblia sola", no funciona. La experiencia histórica lo comprueba. Cada año vemos más divisiones entre religiones "Bíblicas".
Actualmente existen miles de denominaciones en competencia, cada una insistiendo en que su interpretación de la Biblia es la correcta. El resultado de estas divisiones ha sido la confusión entre millones de cristianos sinceros pero equivocados. Basta con abrir la sección amarilla del directorio telefónico para ver cuántas diferentes denominaciones hay listadas, todas proclamando que se inspiran "con la Biblia sola", pero no hay dos que estén de acuerdo en lo que la Biblia dice. Una cosa es segura: el Espíritu Santo no puede ser el autor de tanta confusión. Dios no puede conducir a la gente a creencias contradictorias, porque la verdad es "Una". ¿La conclusión? : la teoría de la Biblia sola es falsa.
Un Cristianismo incompleto no es suficiente.
En las últimas décadas, muchos católicos han abandonado la Iglesia, ya sea dejando totalmente la religión o bien ingresando a otras iglesias. Pero el tráfico no ha sido nada más en esa dirección. El tráfico hacia Roma ha ido rápidamente en aumento. Vemos hoy miles de conversos. Gente sin religión, católicos inactivos o caídos, miembros de otras iglesias cristianas, están "volviendo al hogar" en Roma. Han sido atraídas a la Iglesia por muy variadas razones, pero la razón principal de su conversión es la misma razón por la cual tu debes permanecer católico: la solidez de la verdad de la fe Católica. Nuestros hermanos separados conservan mucha de la verdad cristiana, pero podemos comparar su religión con un vitral en el cual algunos de sus cristales originales se han perdido y han sido remplazados por cristales opacos: algo que estaba presente al principio está faltando y ha sido cambiado por algo que realmente no llena el espacio vacío. La unidad del ventanal original ha sido estropeada.
Cuando hace siglos, se separaron de la Iglesia Católica, sus teólogos ancestros eliminaron algunas creencias auténticas y añadieron algunas de su propia invención. Las formas de cristiandad que establecieron, son en realidad, cristianismos incompletos. Tan solo la Iglesia Católica fue fundada por Jesucristo y es la única que ha sido capaz de preservar el Cristianismo sin error y muchas personas lo están descubriendo.
Tus deberes como católico. (No importando tu edad, son cuatro);
1)- Conocer tu fe católica.
No puedes vivir tu fe si no la conoces, ni podrás compartirla con otros si antes no la haces tuya. Estudiar tu fe católica toma algún esfuerzo, pero bien vale la pena, porque el estudio es, literalmente hablando, infinitamente gratificante.
2)- Vivir tu fe católica.
Tu fe católica es cosa pública. No está hecha para dejarla detrás cuando sales de tu casa. Pero vale una advertencia: ser católico públicamente conlleva riesgos y tal vez pérdidas. Encontrarás que algunas puertas se te cierran. Podrás perder algunos amigos. Podrás ser considerado como un extraño. Pero, como consuelo, recuerda las palabras de Nuestro Señor a los perseguidos: "alégrense y regocíjense, porque su premio está en el cielo" ( Mt. 5,12).
3)- Difunde tu fe católica.
Jesucristo desea que capturemos al mundo entero en la verdad, la verdad que es El mismo, que es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Extender la fe es tarea no solo de los obispos, sacerdotes y religiosos: es tarea de todos los católicos. Justo antes de su Ascensión, el Señor dijo a sus apóstoles: "vayan, pues y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que yo les he mandado" (Mt.28, 19-20). Si queremos cumplir todo lo que Jesús mandó, si queremos creer todo lo que El enseñó, debemos seguirlo dentro de su Iglesia. Ese es nuestro gran reto y nuestro gran privilegio.
4)- Defiende tu fe católica.
Desde nuestro bautismo estamos llamados a participar en el sacerdocio real de Jesus en su Reinado pero también en su rol profético, un profeta no es aquel que anuncia una nueva revelación de Dios como muchas sectas entienden, los profetas del Nuevo Testamento anuncian una veradad ya revelada, pero también denuncian y hablan con poder defendiendo la verdad de nuestra fe, esto esta estipulado clara mente en varios documentos eclesiales;
* Que surge de la vivencia del sacramento de la confirmación por el cual somos enriquecidos con el Espirítu Santo para ser testigos de Cristo y extender y defender la fe con obras y palabras. (Catecismo de la Iglesia No. 1285).
* Que sea un elemento integrante de la evangelización. (Catechesi Tradendae No. 18).
* Renovación de la Apologética que no busca pelear o condenar sino fortalecer la fe del católico capacitándolo a dar razones de su esperanza. (Cfr. El compromiso pastoral de la Iglesia frente a las sectas. Comisión doctrinal de la Conferencia del episcopado mexicano No. 55; 1 Pe 3,15).
Un católico verdadero, es quien además de cumplir las 2 promesas que hizo en su Bautismo, practica y “vive” su Religión Católica, -observando los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia- combatiendo en sí mismo las seducciones del demonio, que pueden resumirse en los 7 pecados capitales que de estas resultan, que, como dice en el catecismo, son: avaricia, pereza, lujuria, gula, ira, envidia y el peor de todos la soberbia, que fue la que perdió a Satanás. El católico verdadero, además de evitar cuidadosamente el pecado, estudia su Religión, anima a otros a hacer lo mismo, pues (nadie ama lo que no conoce); busca, siempre que le es posible, las diferentes organizaciones que hay en la Iglesia con el fin de conseguir el adelanto espiritual, y practicar las Buenas Obras. Un católico verdadero es quien ama lo que Cristo ama, que reprueba lo que Cristo reprueba.
El católico de nombre.
Es quien no siendo un hipócrita, bien puede ser rutinario en su piedad, conformarse con el grado espiritual de a que puede haber llegado, no tener ningún deseo de mejorarlo y puede llegar hasta pensar que no tiene mucho de qué confesarse, y vive más o menos tranquilo. El católico de nombre, lleva una vida de "confort", una vida "light", con un botoncito desde su sofá, cambia el canal de Dios y de la Religión y de leer la Biblia, por el fútbol y la telenovela. -“Procura no ser uno de estos Católicos”. Si quieres saber lo que dice la el Magisterio sobre la fe católica, sobre, Sacramentos, cerreta interpretación de la Biblia etc... estudia el catecismo de la Iglesia Católica, las encíclicas de los Papas y demás documentos sobre nuestra fe católica está demostrado que la Biblia, sin el magisterio de la Iglesia, puede llevarnos a la herejía, al fanatismo y hasta la muerte.
Dios te bendiga.
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