Los peligros ocultos de la Televisión.
los niños desarrollan necesidades y dependencias.
Los niños aprenden mucho en sus primeros tres años en comparación con el resto de sus vidas. Ellos aprenden a caminar, aprenden a hablar y despiertan a otras experiencias del pensamiento y conocimiento en el proceso de crecimiento que tienen en su infancia. A través del juego, y del tacto, los niños van desarrollando su conocimiento de las cosas en su entorno, y de su relación con los demás, y con los miembros de la familia.
Ver la televisión en sí afecta el desarrollo del niño (independientemente del contenido del programa). Las investigaciones recientes muestran que ver la televisión afecta negativamente el pensamiento de los niños, su dialéctica, la imaginación, los sentidos físico, sentimientos y comportamientos. Es muy importante que los padres estén conscientes de estos efectos.
Publicidad y niños
Según J. Van Evra, autor de; Televisión y el Desarrollo infantil, los niños pequeños son particularmente mas vulnerables a la influencia de la publicidad comercial que sale en la televisión, debido a que no tienen la capacidad para evaluar de manera crítica lo bueno o lo malo de cualquier producto. De acuerdo con la Sociedad Canadiense de Pediatría, la mayoría de la publicidad de alimentos en programas de televisión de los niños es de comida rápida, dulces y cereales previamente endulzados. La publicidad de alimentos saludables constituyen sólo el 4 por ciento de los que se muestran. Por eso los niños que ven televisión consumen más bebidas azucaradas y todo tipo de aperitivos que a la laarga dañan su salud.
La televisión causa obesidad en niños, jóvenes, y adultos.
Ver la televisión es una actividad sedentaria, y se ha demostrado ser un factor importante en la obesidad infantil y en la de adultos. De acuerdo con la Heart and Stroke Foundation de Canadá, casi uno de cada cuatro niños canadienses, entre siete y 12 años es obeso.
Antes en nuestras culturas latinas los juegos infantiles consistan en actividades físicas como danzar en una rueda entre canciones y rimas, correr tras un balón, jugar a las canicas, brincar el lazo etc.., todas estad actividades infantiles van mermando terreno ante otros entretenimientos modernos como ver caricaturas en la televisión o jugar video juegos.
A través de este tipo de juegos infantiles activos que aun se practican en diferentes culturas se tramiten infinidad de valores como la solidaridad o el compañerismo y es la terapia más divertida que pueden realizar los niños. Según Oscar Crespo, licenciado en INEF y director del polideportivo de Alpedrete (Madrid), "una actividad física adaptada puede ayudar a un niño con problemas a relacionarse mejor con su entorno y a disfrutar de su cuerpo".
Pero cada vez son más los niños que dedican sus horas libres a actividades sedentarias y pasivas como ver la televisión o jugar con la videoconsola. Hay tiempo para todo y el deporte nunca puede dejarse de lado. Es una actividad física imprescindible. Así como fomentar un estilo de vida sedentario, la televisión también puede contribuir a la obesidad infantil por un marketing agresivo de la comida basura a los jóvenes.
El contenido sexual de la televisión.
Los niños de hoy están bombardeados con mensajes e imágenes sexuales en todos los medios, radio, televisión, revistas, publicidad de la calle, música, películas e Internet. Los padres a menudo ven telenovelas, programas, o series televisivas con alto contenido sexual y en ocasiones no se le evita al niño que no vea estos programas.
Según otro estudio, los niños de 6 a 8 años de edad que ven televisión con contenido para adultos, son más propensos a tener relaciones sexuales cuando tienen 12 a 14 años, que los niños que no ven esos programas. "Los padres creen que no hay ningún peligro en una comedia", dice David Bickman, científico del hospital en el Centro de Medios de Comunicación y Salud Infantil, y coautor del estudio, el cual fue presentado en una conferencia médica. "Pero el resultado no es comportamiento sano indico, y sus niños están teniendo relaciones sexuales a muy temprana edad."
El estudio contó con 754 participantes (365 niños y 389 niñas) quienes fueron analizados en dos fases, primero cuando tenían de 6 a 8 años de edad, y luego cuando tenían entre 12 a 14 años. En ambas fases se grabó el tipo y la cantidad de televisión que vieron. Durante la segunda fase, el estudio hizo un seguimiento de la aparición de la actividad sexual en los participantes.
El estudio encontró que por cada hora de televisión con contenido para adultos (películas, reality shows y deportes, todo lo que salió al aire entre las 8 p.m. y las 11 p.m.) que los niños vieron durante los dos días de muestra, sus posibilidades de tener relaciones sexuales tempranas durante la adolescencia se incrementaron en un 33 por ciento.
"Lo más relevante que encontramos fue que no era necesario ver escenas con contenido sexual para lograr este efecto. Puede tratarse insinuaciones, situaciones, sugerencias", explica el Dr. Hernán Delgado, pediatra y coautor del estudio.
"Los medios de comunicación son una fuente de información para los niños acerca del sexo y de las relaciones humanas cuando no contienen actos sexuales explícitos. Pero no cuentan con el desarrollo cerebral o con la experiencia vital para comprender lo están viendo", dice. "Ellos necesitan de alguien, un adulto, que les aclare ideas erróneas". De lo contrario, en la medida en son incapaces de distinguir entre realidad y ficción, van a llenar sacar sus propias conclusiones, a menudo erróneas, sobre la vida adulta.
La televisión y la violencia.
Según algunas publicaciones del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, la violencia expuesta en la televisión lleva al niño a desarrollar conductas agresivas. Gran parte de esas conductas son aprendidas a través de la observación y retenidas por largos espacios de tiempo. La televisión surte efecto en las áreas emocionales del niño. Influye en sus intereses y motivaciones, y en su formación integral. Cuanto más violencia vea el niño en la tele, menos sensibilidad emocional él tendrá ante la violencia, y pasará a usar la agresión como respuesta a las situaciones conflictivas.
Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada, tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. Las jóvenes pueden afectarse aun cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia hacia la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.
Los efectos de la luz artificial, películas de horror, notas trágicas.
Los niños, a partir de los 4 o 5 años de edad, ya tienen un suficiente desarrollo intelectual para entender la gravedad de la situación y experimentar miedo y angustia, por eso cuando los niños de esta edad son expuestos a ver películas de horror o cosas relacionadas, no solamente el niño puede dormir menos, sino que además duerme mal y el sueño es menos reparador, afirman muchos especialistas. Además, junto a un temor generalizado de que vuelva a repetirse una situación parecida, el niño experimenta sentimientos de desamparo, desesperanza y una visión negativa y temerosa del mundo de los adultos.
El director de la Unidad Valenciana del Sueño del Hospital Quirón de Valencia, Gonzalo Pin Arboleda, indicó que el sueño es fundamental para el desarrollo del niño. El especialista alertó que las alteraciones del sueño son frecuentes y tienen secuelas importantes que pueden complicar muchas enfermedades y causar serios problemas tanto cognitivos como de conducta, de aprendizaje o familiares.
La luz artificial es otro problema y que roba el descanso de los “tecnomaniacos” y niños pequeños. “La exposición a luz artificial entre el atardecer y el momento en que nos acostamos a dormir suprime la liberación de la hormona que promueve el sueño llamada melatonina, incrementa nuestro estado de alerta y desplaza los ritmos circadianos hacia una hora más tardía, haciendo que sea más difícil dormirse”, dijo el doctor Charles Czeislerdel, del Harvard Medical School and Brigham Women’s Hospital.
No todo es malo en televisión.
Los niños necesitan una variedad de actividades para el desarrollo saludable y la televisión pueden ser una parte divertida y educativa de la rutina diaria de un niño, si se gestiona adecuadamente.
algunos consejos de expertos:
- Tu hijo no debería ver más de 2 horas de televisión diarias y, por su puesto, no debería ver esas 2 horas diarias seguidas. Algunos expertos consideran que los niños de menos de 2 años no debería ver ni siquiera un minuto de televisión diaria, porque no les aporta nada necesario a esa edad.
- Deberías supervisar, al menos, el 50% de los programas televisivos que ve tu hijo.
- Si la televisión está encendida en casa y tu hijo no la está viendo, pero le está prestando más atención que a lo que está haciendo en ese momento, apágala. Los estudios demuestran que el ruido de la televisión, aunque sólo sea de fondo, les distrae y puede descentrar el desarrollo de tu pequeño.
Otros consejos similares Tomado del documento que ha sido elaborado por FEDEPADRE, asociación que reúne a 150 mil familias chilenas. Aquí, sus 27 consejos para ver TV.
1. Los padres debemos enseñar a nuestros hijos, tanto a ver espacios televisivos enriquecedores, como a no ver aquellos que puedan ser inconvenientes o que puedan afectarlos en su desarrollo integral como personas. Si los padres no enseñamos a ver televisión a nuestros hijos, ¿quién lo hará por nosotros?
2. Podemos enseñar a los hijos a que no hay que "ver televisión", sino que ver programas de televisión. Así podremos desarrollar la capacidad de selección y de discriminación, que los habilitará para ver aquello que nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene ver. Debemos preguntar a nuestros hijos ¿Qué programa quieren ver?, en lugar de ¿Quieren ver televisión?. No olvidemos que la televisión utilizada con el criterio de ayudar a la educación de los hijos puede ser una herramienta muy eficaz.
3. Para crear un criterio de selección al momento de ver televisión, es preciso evitar tener prendida la televisión cuando no hay nadie viendo un programa determinado. Siempre es positivo preguntarse: ¿Es necesario que en este momento esté prendido el televisor?. Cuantas veces la televisión permanece horas funcionando sin que nadie esté realmente viendo un programa determinado. Si la apagamos, cuando no es necesario que esté prendida, no solo ahorramos energía y dinero, sino que lo más importante, ganamos silencio y tiempo para nosotros mismos y para la familia.
4. Un buen modo de afirmar las ideas anteriores, es no tener a mano el control remoto. El "zapping", o la costumbre de cambiar permanentemente de canal de televisión, es contrario al criterio de selección que debemos desarrollar en nuestros hijos. Por otro lado, "la lucha" por el control remoto muchas veces es injusta e inconveniente, ¿no sería preferible acordar de antemano el programa que queremos ver, para no ser esclavos del control remoto, que nos lleva por un vagabundeo interminable que no permite concentrarse ni entender ningún programa?. Si el "zapping" con el control remoto es inevitable, por que se está buscando qué ver, al menos es conveniente enseñar que todos tienen derecho a opinión, y que la selección del programa no es monopolio del mayor, el más fuerte o el dueño de la televisión, para así enseñarles a respetar los derechos y los gustos de cada uno de los miembros de la familia.
5. No es conveniente que nuestros hijos tengan un aparato de televisión en su habitación. Esta costumbre incentiva el aislamiento de nuestros hijos, provoca una adicción a la televisión y es contrario a la vida de familia. Tengamos presente que una adicción desordenada a la televisión impide el juego de nuestros hijos, el crecimiento de su creatividad y afecta inevitablemente la convivencia familiar.
6. Es siempre conveniente tener un horario preestablecido para ver programas de televisión. Como todas las cosas, la televisión tiene "su lugar" en la vida familiar, junto a otras actividades. En este punto debemos tomar conciencia que nuestro día sólo tiene 24 horas, y si le restamos el tiempo en que dormimos y trabajamos o estudiamos ¿cuánto tiempo libre nos queda?. ¿Es necesario dedicar el escaso tiempo libre que tenemos sólo a la televisión?. ¡Donde queda el tiempo para el juego, la amistad, la cultura, la imaginación y la convivencia familiar!
7. No usemos la televisión como una "niñera electrónica", dado que ella no cuida verdaderamente a nuestros hijos, especialmente si los dejamos ver "lo que están dando". Recordemos que la televisión, no puede dar cariño, ni es capaz de advertir a los niños de un eventual peligro. Cuando ambos padres trabajan, este criterio es especialmente importante.
8. No tengamos prendida la televisión cuando almorcemos o comamos en familia. Cuando se está juntos en familia, durante las comidas, toda nuestra atención debemos ponerla en compartir con nuestros hijos y cónyuge, cuidando ese verdadero tesoro que es estar juntos y con tiempo para conversar y conocernos mejor. No arruinemos o desperdiciemos los mejores momentos en familia "metiendo al medio" una intrusa como invitada principal, que obliga a ser vista y escuchada.
9. La capacidad de imitación que tiene el niño debemos orientarla hacia el conocimiento de personajes reales y ejemplares, por ejemplo deportistas, hombres ilustres, héroes de nuestra historia, personas destacadas en la ayuda a los demás, poetas, etcétera, y no hacia "héroes imaginarios", "monstruos", o personajes inexistentes. De esta forma, pondremos a su alcance las vidas de personas que han pasado haciendo el bien, y que merecen ser imitadas.
10. Los padres debemos tratar de acompañar a nuestros hijos a ver televisión. De esta forma podremos conocer verdaderamente los contenidos de los programas para tener juicios más apropiados al momento de emitir nuestra opinión sobre la televisión. Mirando televisión con ellos nos podremos dar cuenta de sus gustos o preferencias, y los efectos que los distintos programas pueden producir en cada uno de ellos.
11. Echarle la culpa a la televisión es la salida fácil. No conviene que los padres renunciemos a la posibilidad de que en la casa se vea siempre buena televisión, teniendo presente que en la programación de la televisión, si buscamos, podremos encontrar casi siempre buenos programas, y que nos corresponde a nosotros el deber y la responsabilidad de ser los principales formadores de nuestros hijos.
12. La experiencia demuestra que no es conveniente que los niños y jóvenes puedan ver el programa que se les antoje, sobre todo los más pequeños. Tampoco conviene dar por sentado que todos los programas llamados infantiles o de dibujos animados tienen un contenido adecuado para su edad.
13. Los padres debemos informarnos del contenido de los programas de televisión. Cualquier espacio que incluya sexualidad, violencia, maldad, permisividad, delincuencia, racismo, etcétera, no es apto para niños. Y los padres deben saberlo, y evitar que sus hijos los vean. Para lograr esto, se pueden consultar las guías de calificación de la programación de la televisión que se publican a instancias del Ministerio de Educación, del Consejo Nacional de la Televisión, y en revistas especializadas de educación de los hijos, como por ejemplo Hacer Familia o Educar.
14. Una vez informados del contenido de los programas de televisión respetemos la señalización de los programas infantiles: - para todo niño; - para niños mayores de 7 años; y para niños mayores de 12 años, establecida por los canales de televisión, y difundida tanto por el Ministerio de Educación como por el Consejo Nacional de Televisión, para el cuidado de los niños.
15. Hay que tener presente que los hijos deben aprender valores antes que nada en el ámbito de la familia. Cuidemos de explicar a nuestros hijos que los principios e ideales de los héroes o heroínas de la televisión son la mayoría de las veces son difíciles de aplicar en la vida diaria, donde a diferencia de la televisión, cada acto tiene un costo y una consecuencia positiva o negativa para ellos mismos.
16. Con imaginación y creatividad los padres de familia podemos esforzarnos en buscar alternativas a la televisión, fomentando el deporte, las visitas a museos y parques naturales, las sesiones de teatro, la proyección de videos, las conversaciones familiares, las prácticas de acciones solidarias a favor de los demás, etcétera.
17. La "cultura de la imagen" debe llegar a los niños por medios que no sea exclusivamente la televisión. Enseñémosles a nuestros hijos que fuera de la pantalla existen los paisajes, las puestas de sol, los jardines, los museos y exposiciones, los libros, etcétera, que son infinitamente más bonitos y reales que lo que puedan ver en la televisión. En este mundo hay tanto que ver y que mirar, pero, es necesario que como padres lideremos este esfuerzo, no perdiendo la capacidad de admiración, para que nuestros niños sigan nuestro ejemplo.
18. Inevitablemente, y no obstante nuestros esfuerzos, habrá contenidos televisivos contrarios a nuestros valores, que nos parezcan inconvenientes o negativos para nosotros o nuestros hijos. Por ello fomentemos en familia el análisis crítico del contenido de los programas de la televisión. Para eso, acostumbremos a nuestros hijos a saber ver y distinguir lo bueno y lo malo que pueda contener un determinado programa de televisión.
19. Los padres tenemos que fomentar que los programas sean analizados y materia de conversación en reuniones de familia, por ejemplo en las comidas. Esto no solo enriquece la comunicación familiar, sino que es una excelente manera de conocer y dar un apoyo concreto a la educación de los valores de nuestros hijos.
20. Las familias, de a poco, pueden crear una videoteca con películas y documentales de interés para los niños, que contengan temas variados y entretenidos. Esta práctica no solo fomentará el gusto por la cultura y la entretención en familia, sino que les servirá para ir creando un criterio selectivo al momento de ver televisión.
21. Algunos comerciales pueden ser tan peligrosos como los malos programas de televisión. Los padres debemos estar muy atentos para que la televisión no convierta a nuestros hijos en personas superficiales o consumidoras de todo lo que se anuncia. La gran oferta de bienes que existe en la televisión puede ayudarnos a educar a nuestros hijos en un "consumo inteligente", basado en la satisfacción de las reales necesidades, mas que la de los gustos. Nunca hay que hacer caso de la publicidad de juegos que inciten a la violencia, a la discriminación, y al racismo.
22. Los padres de familia, tenemos el derecho y el deber de iniciar a nuestros hijos en una positiva y prudente educación sexual, que evite que una imagen distorsionada del amor humano y del sexo les sea trasmitida a través de cualquier medio, y en particular los programas o avisos de la televisión.
23. No podemos dejar que nuestros hijos vean televisión de mala calidad. Si estos programas de televisión son vistos por nuestros hijos, confundirán la realidad con la ficción, se desorientarán y equivocarán al comprender y valorar el sentido de la vida. Transigir con la mala calidad de aquellos programas de televisión inadecuados para los niños, dejando que los vean, equivale a hacerse cómplice de lo que sabemos distorsiona los valores que le servirán de fundamento para el resto de su vida, y atenta contra los derechos de la infancia.
24. Hay que evitar a toda costa que el ver o no ver televisión se convierta para los niños en un premio o castigo.
25. Los padres de familia podemos organizarnos para exigir una televisión de calidad, especialmente en horarios infantiles. Las actitudes groseras, los hábitos y comportamientos antisociales, las obscenidades del lenguaje, la pérdida del sentido de la autoridad, la vulgaridad y la frivolidad, la apología subliminal o directa de conductas reprochables, la discriminación de la mujer o su utilización como objeto sexual y cualquier menosprecio a la vida humana, deben ser erradicados, especialmente de los espacios que tengan a los niños como destinatarios.
26. Ante una programación infantil con baja, discutible y reprobable calidad, los padres de familia tenemos la ineludible responsabilidad de poner en marcha una crítica constructiva, ejerciendo así nuestros derechos ciudadanos. Asimismo, y como contrapartida al esfuerzo realizado por muchos de quienes trabajan en el ámbito de la televisión, es conveniente incentivar una buena televisión, resaltando y difundiendo entre nuestros amigos los buenos programas de televisión.
27. El ejemplo es la herramienta más eficaz que tenemos los padres en nuestras manos. Si vemos mucha televisión, o postergamos nuestros deberes o actividades familiares o recreativas con nuestros hijos por ver televisión, o vemos televisión de mala calidad, ¿con qué criterio vamos a evitar que nuestros hijos vean aquellos programas negativos para ellos?
Fuente: http://www.aciprensa.com/Familia/consejostv.htm.
Que Dios te bendiga.
Comentarios