Trampas hacia la santidad
Por Martin Zavala M.P.D.
Tal vez te parezca extraño el titulo que seleccionamos pero en realidad no lo es tanto, ya que una de las necesidades más urgentes en la Iglesia es la presencia de personas que realmente estén convencidas de su vocación a la santidad y se lancen a conquistarla. En nuestro tiempo y paises hay que gritar esta Buena Nueva.
Tan es urgente es lanzarnos a vivir la santidad, que uno de los objetivos principales de la celebración del tercer milenio es la de:
"despertar un anhelo profundo de santidad en todos los fieles".(cfr. # 42 T.M.)
Reflexionando sobre este aspecto hemos estado compartiendo en muchos lugares que en la Iglesia actualmente hay mucha gente que ya ha tenido un encuentro personal con Jesucristo o una experiencia de relación con Dios, pero muchos se han estancado en una vida cristiana mediocre llamada "científicamente" la teoría del "dos-tres":
* ¿Cómo te va en el ministerio? Bien. Mas o menos.
* ¿Cómo va el grupo de jóvenes? Dos, tres... Dos, tres.
*¿Cómo van los equipos en la parroquia? También. Dos, tres... dos, tres.
* ¿Cómo te va de casado? Pues... dos, tres.
* ¿Cómo te salieron los hijos? Fíjate que también dos, tres... hasta eso le salió igual.
Hoy quisiera platicarte dos de las trampas hacia la santidad que provocan que nos quedamos como "estancados". De esta forma se podra evitar ingresar al club de los dos, tres... y de esta manera tener un anhelo permanente de santidad:
1) El problema de fondo para muchos es que inconscientemente se nos ha metido la idea de que como ya tenemos varios años en la Iglesia "ya la hicimos".
Como que ya tenemos boleto seguro para ir al cielo. Casi, casi ya estamos salvados(estilo protestante), como si la santidad se diera por escalafón de antigüedad, pues cuando se muere alguien «todos son buenos».
Esto no es así. Recuerde hermano que en la vida espiritual el crecimiento no se da por antigüedad. Tener mucho tiempo en el camino de Dios no es sinónimo de haber crecido mucho. No. Aquí no se crece por escalafón sino por los pasos de Fe que demos cumpliendo la voluntad de Jesucristo.
Pensar que ya hicimos o conocemos bastante es una gran trampa, pues dejamos la lucha diaria y se nos olvida que la santidad es para HOY.
¥ HOY tengo que orar fuerte y con fe.
¥ HOY voy a perdonar a todos.
¥ HOY seré cariñoso y comprensivo con mi pareja.
¥ HOY voy a predicar la Palabra de Dios.
¥ HOY mi opción será por los más necesitados.
¥ HOY celebrare la Eucaristía como si fuera la primera y la última.
¥ HOY voy a dar lo mejor de mí mismo.
¥ HOY voy a vivir en santidad.
Hermano, dejémonos de cosas y consideremos como "basura" el ser "veteranos" en la Iglesia, tal como lo hacia el apóstol San Pablo con todo:
"Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo"(Fil. 3,8).
Solamente así es como nuestro coraje interior permanecerá al pasar los años. Solamente de esta forma estaremos en una actitud de conquista diaria. Aqui no se crece automaticamente proporcional al tiempo de estar en la Iglesia, sino por los pasos de conversion que se den. Sólo así nuestro entusiasmo no decaerá con el tiempo, al contrario cada día será un reto, una conquista, una alegría y una esperanza vivida en santidad.
El Hoy es el tiempo preferido de Dios(Mt 6,33-34).
2) La segunda gran trampa para que no haya mucho "santos" es el imaginarse que la santidad se da automáticamente en proporción con el servicio que damos.
La gente nos lo hace creer cuando nos dice: "usted que esta mas cerca de Dios " pida por mí... algunos piensan que por ser religiosa, sacerdote o coordinador se obtiene membresía automática de santidad.
La "cercanía" con Dios, la gracia, la santidad... no se obtienen por el hecho de ser predicador, catequista, coordinador, evangelizador, defensor de la fe o pastor. Mas aun, San Agustín en una de sus profundas y tajantes frases dijo:
"Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano. Lo primero es un riesgo, lo segundo es salvación."
Sí. Ni el hecho de ser religioso, diácono, sacerdote u obispo es garantía total de estar viviendo en santidad. Esta no depende del servicio que damos en sí mismo, sino de la radicalidad cristiana con que lo vivamos:
"Los fieles todos, de cualquier condición y estado de vida que sean, fortalecidos por tantos y tan poderosos medios, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a aquella perfección de la santidad por la que el mismo Padre es perfecto"(Lumen Gentium. No. 11).
De nada nos va a santificar el servicio que demos si va acompañado de un pésimo testimonio de amor a Dios y al prójimo. De muy poco nos servirá un gran ministerio que el Señor Jesucristo nos haya dado si lo vivimos con una mediocridad institucionalizada.
Igual que el "ya tengo varios años con Jesús" hay que considerar como "basura" Fil 3,8 el servicio considerado como valer mas o como sinónimo de santidad automática.
En resumen, a la santidad no se entra solo por la "antigüedad", "mayordomía" o "escalafón" ni por el "grado" de servicio que demos, sino por el testimonio cristiano de vida fruto de la gracia de nuestro Salvador y de nuestra respuesta a su voluntad.
Animo y Dios te siga bendiciendo.
Comentarios