La Sagrada Escritura se manifiesta a través de la Iglesia
“La Iglesia es cosa manifiesta y clara, que aun los ciegos, si no quieren a sabiendas cegarse, darán con ella. Esta es la ciudad puesta en lo alto, señal que aun desde lejos atinan a ella los caminantes. Si ella estuviera escondida, todo estaría escondido; porque ella es la que da luz a todo. ¿Qué me aprovecha que haya Escritura de Dios, si yo no sé si es Escritura de Dios? ¿Y cómo sabré si lo es, si la Iglesia no me lo dice? No creería al Evangelio si la Iglesia Católica no me lo dijese, dice San Agustín ("Contra Ep. Manich"., c. 5,6 [ML 42,176]), no porque la verdad de Dios dependa de nadie, mas porque, para saber si es verdad de Dios, es menester que la Iglesia me lo diga. ¿Y cómo sabré que tal paso de la Escritura quiere decir esto y aquello, pues cada uno da su entendimiento y no hay cosa cierta, mirando a lo que cada uno dice, si no hubiese uno que sin errar me dijese: “Esto se entiende así”? Quitad esto, y andaremos tan a ciegas como si no hubiese Palabra de Dios en